Fiesta I

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Ese día se levantó temprano. Animado, lo primero que hizo fue tomar el diario. Lo abrió donde había dejado la última lectura, y comenzó a leer.

XX/XX/XX

"Hoy la dibujé. ¿Por qué? Pues, ella suele pasarse el tiempo pegada a mi, sonriéndome y trabajando en sus dibujos . Pero nunca me los muestra, solo para molestarme. Intenté hacer lo mismo, con la esperanza de que a ella le diera curiosidad y pudieramos intercambiar dibujos. Pero al final cedí ante sus "ojos de perrito" y terminé regalando lo que había hecho. Solo me quedé con este dibujo, sin colorear.

A pesar de que ya no somos tan pequeños, se me dio por dibujar algo como esto

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A pesar de que ya no somos tan pequeños, se me dio por dibujar algo como esto. Realmente quisiera poder pegar otros de mis dibujos, sin embargo...Algunos no volverán nunca.

He estado dibujando más de la cuenta. No quería admitirlo, pero Punzie me abrió un nuevo mundo. Realmente traté de dejarlo en secreto, pero papá terminó por descubrirlo. Y desechó todos mis avances.

¿Por qué está tan mal querer ser yo mismo, de vez en cuando? Alejado de armas, trajes, y obligaciones. "

Suspiró, entendiendo una vez más al dueño del diario. Lo mismo se preguntaba él cada vez que las ganas de escapar nacían en él. Cada vez que extrañaba su vida normal, y a su familia. Dejó el diario de lado, y animado por el pensamiento de que al fin, dentro de unas pocas horas, conocería a quien tanto esperaba, se lavó el rostro, los dientes, se alistó y sin perder más tiempo bajó las escaleras caminando animado por los pasillos hasta encontrarse con Hiccup. Y como no, Astrid. Ambos algo apresurados, tomando su desayuno.

Jack se sentó, y al ver una taza de café negro humeando, supo que Valka sabía que se había quedado hasta tarde junto con Hiccup. Sonrió, bebiendo y comiendo todo de un solo tiro. El celular de Hiccup no dejaba de sonar, y el pobre castaño ya no tenía oídos para atender tantas llamadas. Por ello, Astrid atendía y anotaba todo lo que Hiccuo le mencionaba. A veces, solo con gestos se entendían. Jack creyó estar delante de una manifestación mágica o algo así. Era increíble ver como ambos se complementaban tan bien, mientras que él, tan contrario al ojiverde, desobedecía y bromeaba a cada rato, sin poder entenderse realmente.

-Jack, aquí estás.- era Heather quien hablaba, algo cansada. Al parecer lo había estado buscando por toda la mansión.- Ven conmigo al salón. Tienes que aprender a bailar el vals.

-¿Q-qué?- alcanzó a preguntar, mientra Heather lo tomaba presurosamente del hombro. Jack, casi tropezando, alcanzó a ver detrás de sí, viendo por último, los ojos de Hiccup siguiéndole por encima del papeleo y las llamadas.

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-¡La vajilla, la vajilla!- se escuchaba

-¿Dónde están los pasteles? - por un lado

-¡Las estatuas de hielo, cuiden las estatuas de hielo!- por otro.

-Las fuentes de chocolate, ¡que alguien las traiga!

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