Capítulo 8. Sexy dios griego.

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El instituto se encontraba vacío, solo lo habitaban maestros haciendo cosas aburridas, también los alumnos castigados, incluyendo a Caroline que tenía que limpiar todo el auditorio ella sola. Al verlo, pensó que era su fin y que nunca lo terminaría de limpiar, en especial quitar la salsa de la pared, ese sería un gran trabajo. Dejó de observar y caminó hacia el armario del conserje para tomar los artículos necesarios con que limpiaría. Cuando volvió a entrar al auditorio, tomo unos guantes y los puso en sus manos para así no arruinar la manicure que se había hecho y que además le había costado demasiado dinero.

Comenzó juntado la basura que habían dejado los estudiantes, con algunas cosas malolientes la hacías fruncir el ceño y tener arcadas. Caroline no limpiaba su casa, pero con esta era la segunda ocasión que lo hacía en el instituto. Recogió su cabello y lo ató con una banda elástica para no ensuciarlo. Comenzó a barrer y llegó a la conclusión que era demasiado aburrido, tomó su teléfono y colocó música a todo lo que la pequeña corneta del aparato le permitía, Cann't stop the feeling resonó en las paredes vacías, una canción que te hace sentir de buen humor, incluso encontrándote en una situación similar a la de ella.

Caroline comenzó a bailar, limpiar y a cantar los coros de la canción, así la limpieza ya no era aburrida, ella sentía como si estuviera dando un concierto para miles de persona, era obvio, ya que estaba en un auditorio y la escoba parecía un micrófono, al término de la canción unos aplausos comenzaron a sonar en el auditorio.

—Bravo, bravo, no sabía que tenías ese talento—dijo Liam mientras se acerca hasta donde estaba Caroline.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó avergonzada.

—¿No te alegras de verme?

—Para nada.

—Pensé que lo harías, sobre todo porque venía ayudarte.

—¿Hacer qué? —cuestionó confundida al escuchar su respuesta.

—Ayudarte, sentí lástima y decidí acompañarte en este desagradable momento, pero por lo que veo la estabas pasando muy bien.

—Entonces hay que empezar si queremos terminar rápido, hay muchas cosas que hacer y prométeme que no dirás nada de lo que estaba haciendo.

Liam asintió, Caroline le dio una orden, la cual el obedeció, se subió al escenario a limpiar la salsa de tomate, mientras Caroline estaba abajo barriendo.

—Esto es aburrido sin música—gritó Liam sin necesidad, hablando en un tono normal se escuchaba perfectamente en el salón.

Caroline puso una canción y continuaron limpiando, de vez en cuando volteaban a mirarse el uno al otro, en ocasiones sus miradas se encontraban y sonreían.

—Tengo un problema —gritó Liam.

—¿Cuál? —preguntó Caroline.

—Esto —dijo señalando su playera, la cual estaba manchada de salsa de tomate. ¿Cómo había logrado manchar su playera?

—¿Cómo se te ocurre traer una playera blanca cuando vas a limpiar y posiblemente te ensucies?

—No lo sé, no pensé en eso —admitió apenado.

—Tendrás una gran mancha si no la limpias rápido.

—Me acabas de dar una idea—dijo él.

—Espera, ¿qué vas hacer? —preguntó un poco preocupada.

Liam no respondió y comenzó a quitarse la playera dejando al descubierto su abdomen marcado. Caroline se encontraba sorprendida por la vista que tenía ante sus ojos, un sexy dios griego, nunca pensó que Liam fuera tan sexy como lo había descrito su mejor amiga, ahora entendía por qué todas las chicas estaban locas por él.

—Iré a las duchas a limpiarla—dijo.

Caroline se quedó en silencio, no podía dejar de pensar en lo sexy que era, Liam comenzó a marcharse, pero antes se detuvo, volteo a ver a Caroline y habló.

—Por cierto, cierra la boca, hay muchas moscas y no querrás comerte una—comentó guiñándole un ojo.

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