Capítulo 26. Romeo y Julieta.

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Romeo y Julieta es una tragedia de amor que trata sobre dos jóvenes enamorados, que a pesar de la oposición de sus familias, rivales entre sí, decidieron casarse de forma clandestina y vivir juntos, sin embargo nada de eso pudo suceder ya que una serie de fatalidades hicieron que la pareja se suicidara, antes de vivir separados. Existen diferentes versiones de esta historia, como la de Romeo y Julieta en las redes sociales y otras con final feliz, pero la original siempre será mejor que todas, es tanto la popularidad de esta historia que tiene adaptaciones cinematográficas y obras de teatro.

El grupo de arte del instituto Claymont como cada mes debían presentar una obra de teatro, en esta ocasión seria Romeo y Julieta, todos querían tener los papeles protagónicos, en especial Liam, costara lo que costara él tenía que ser Romeo, era tanto su interés que a la hora del almuerzo estaba ensayando en el auditorio el solo.

—Cualquiera se puede reír de los pasares porque no sabe que es padecer, ¡silencio! Oigo abrir una ventana, ¡veo luz en ella! Es Julieta, sol y estrella de mi vida, al Romeo no mires más, renuncia a él querida y olvídalo, si es ella mi amada o si ella supiera cuanto la amo, ¿qué ha dicho? ...

—Bravo, bravo, bravo —aplaudió Caroline interrumpiendo a Liam, mientras caminaba hasta subir al escenario.

—Caroline —dijo sorprendido—, yo solo...

—Ensayando, lo sé, Logan me lo contó —admitió interrumpiendo a Liam.

—¿Cómo lo hice? —preguntó el.

—Para ser sincera —Esperó unos segundos para que Liam se pusiera nervioso—, muy bien, serás el Romeo perfecto y además el más sexy.

Ambos rieron ante aquel comentario.

—Ya que estas aquí, ¿me ayudarías a ensayar?

—De acuerdo, yo solo debo advertirte que la actuación no es lo mío, en el preescolar no obtuve el papel de blanca nieves y desde entonces dije que ya no participaría más en obra de teatro.

—No importa, solo quiero ensayar con una Julieta de verdad y no imaginaria —comentó entregándole varias hojas las cuales eran el guion.

—¿Desde dónde iniciamos?

—De esta escena —respondió señalando un párrafo.

—De acuerdo, comienza.

—¿Debo continuar escuchándola o debo hablarle?

—Tú no eres mi enemigo, espera Liam no puedo hacer esto —interrumpió soltando una risa.

—Tranquila, relájate, esto no es la función de verdad.

—Deja respirar.

—Bien, vamos de nuevo —indicó Liam con tono de director.

—Tú no eres mi enemigo, sólo es tu nombre ese apellido Montesco, ¿qué es un Montesco? ¿No lo eres tú mismo? Esos brazos, esos pies, cabeza, ojos, ¿no componen un Montesco? No, todo eso te compone a ti... Cambia de nombre, un nombre no es nada, solo por eso no debemos dejar de agradarnos, y tómame a mí a cambio, tómame a mí entera.

—¡Oh! Julieta, pido la palabra.

—Solo dime, amado mío, dejaré de ser por siempre una Capuleto.

—¿Quién interrumpe mis pensamientos secretos? ¿A quién envuelve las sombras de la oscura noche? No me atrevo a pronunciar mi nombre, es un nombre que aborrezco, como enemigo que es de la mujer que amo.

Caroline guardó silencio tras escuchar aquel diálogo, pero el silencio fue interrumpido por unos aplausos provenientes del profesor de arte.

—¡Me ha encantado su actuación!

—Solo estábamos ensayando —comentó el engreído Liam.

—Ambos obtienen el papel —anunció con una sonrisa—. Esa es la química que necesitamos entre los protagonistas.

—Yo ni siquiera pensaba adicionar —señaló Caroline.

—¡Caroline! Serás una hermosa Julieta.

—Yo...

—Nosotros aceptamos —admitió Liam interrumpiendo a Caroline.

—¿Estás de acuerdo? —preguntó el profesor dirigiéndose a Caroline.

—De acuerdo —permitió luego de pensarlo un poco, era una simple obra, no había nada de qué preocuparse.

—Los veo mañana para el ensayo —declaró el profesor marchándose.

—¡Seremos Romeo y Julieta! —proclamó Liam abrazando a Caroline.

—¡Sí! —respondió fingiendo su felicidad, pues acababa de recordar que Romeo y Julieta se besaban.

Aceptar había sido una mala idea, Caroline no quería besar a Liam, por lo que haría todo lo imposible para no hacerlo, sin importar si arruinaba la obra.

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