Capítulo 34. No tenemos que hacer esto.

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La gasolina del auto se había agotado, este había sido el mejor momento para que Liam hubiera olvidara echarle gasolina a su auto.

—¿Qué se supone que haremos ahora? —preguntó Caroline.

—No lo sé, mis padres no están en casa, Logan no responde mis llamadas y no hay una gasolinera cerca.

—¡Demonios! —gritó Caroline.

—Espera —dijo Liam cuando pensó en un plan.

—¿Qué espero?

—Mi casa está a unas cuadras de aquí, podemos ir, tomo la vieja motocicleta de mí padre, vamos por gasolina y después te llevo a tu casa.

—De acuerdo —aprobó Caroline, pues sabía que no tenía opción y no quería quedarse sola en esa calle.

Ambos bajaron del auto, lo cerraron bien y comenzaron a caminar, el destino estaba jugando con ellos, nada les salía bien.

—Mirando el lado bueno de esto, es que la noche está agradable—comentó Caroline tratando de animar su caminata.

—¿En serio Caroline? Mira el cielo, no hay ninguna estrella y hay relámpagos, dentro de muy poco va a comenzar a llover, es mejor que nos apresuremos.

Pero las palabras de Liam fueron acompañadas de unas gotas de agua, las cuales caían del cielo.

—¿Es enserio? —exclamó molesta Caroline.

—Es mejor que nos apresuremos, antes de que la lluvia en verdad comience—declaró mientras comenzaba a correr.

—Liam espera, no puedo correr con estas botas que tienen tacón.

—Fue una mala idea ponerte tacones.

—Nunca imaginé esto —dijo riendo.

—Nos estamos mojando, espera —pidió Liam quitándose su camisa—. Esto puede cubrimos un poco.

Ambos se pusieron debajo de aquella camisa, tenían que ir demasiado juntos para poder cubrirse, cuando se sintieron cómodos comenzaron a caminar, pero el agua comenzó a caer intensamente y la sudadera no los cubriría.

—Al menos estamos juntos —dijo Liam tomándole la mano a Caroline.

Ellos caminaron las pocas cuadras que restaban para llegar a la casa de Liam, ambos estaban empapados en su totalidad porque la sudadera no resistió por mucho tiempo, al final también terminó empapada. Cuando llegaron a la casa, Liam abrió la puerta y ambos entraron.

—Adelante, no te preocupes, no hay nadie en casa, para mañana ya estará seco —dijo haciendo que Caroline entrara.

—Si tu madre estuviera aquí, nos mataría, a ninguna madre le gusta que entren empapados a una casa.

—Deberíamos cambiarnos, claro, sino queremos contraer un resfriado.

—Liam —habló Caroline.

—¿Si?

—No tengo ropa —admitió recordándole donde estaban.

—Es cierto, te buscaré algo—dijo él.

Subieron a la habitación de Liam. Caroline se sentó en la orilla de la cama, no quería mojarla por completo, esta era la primera vez que ella entraba a la habitación de Liam y por eso observo cada detalle, como todos cuando vamos por primera vez a un lugar. Liam seguía buscando algo en su clóset.

—Esto servirá —explicó dándole una sudadera con el logo del equipo de fútbol americano favorito de Liam y unos jeans, pero no los de mezclilla, uno para hacer ejercicio, obviamente todo propiedad de Liam.

—Te prestaría algo de mi hermana o de mi madre, pero ninguna es de la misma talla, eso es lo mejor que puedo conseguir —dijo riendo.

—No te preocupes, ¿dónde puedo cambiarme? —preguntó.

—Al fondo a la derecha, es la segunda puerta.

Caroline salió de la habitación y fue al lugar que Liam le había dicho, claro que era el baño, entró y se cambió lo más rápido posible, tomó su ropa mojada, caminó hasta la habitación de Liam, pero se regresó al ver que Liam se estaba cambiando, él había dejado la puerta abierta. Caroline se puso en la pared sin hacer ruido, para su buena suerte, Liam no la había notado, Caroline estaba en un dilema, quería mirar pero su mente no la dejaba, aquí es cuando yo les pregunto, ¿qué harían ustedes cuando tienen a un chico sexy cambiándose enfrente de ustedes?

Cuando finalmente Caroline decidió ver, había sido tarde, solo miró su pecho descubierto y miró como se colocó su playera, se arrepentía no haber visto más de aquel espectáculo, ¿desde cuándo se había convertido en una pervertida?

Cuando vio que su cuerpo estaba totalmente cubierto decidió entrar a la habitación, se volvió a sentar en la cama y Liam habló.

—Hola de nuevo —dijo tratando de no reírse de Caroline.

—¿Qué te sucede?

—Nada, solo te vez graciosa con mi ropa.

—Sí, ríete todo lo que quieras de mi —permitió tratando de parecer molesta, pero en realidad estaba feliz por traer su ropa puesta, el aroma masculino de Liam aún seguía en ella.

—No te vez tan mal, de hecho, luces mejor en ella que yo —dijo provocando un sonrojo en ella.

—Ya estamos listo, ¿ya podemos regresar?

—No, la lluvia aún continua y solo tenemos una motocicleta, no querrás mojarte de nuevo.

—¿Que se supone que haremos hasta entonces?

—Mientras esperamos, podemos ver una película.

—No estoy de ánimos para ver una película.

Ninguno de los dos tenía ganas de ver película, con algo tenían que pasar el rato, tal vez hablar sería lo que harían el resto de la noche.

—Caroline —llamó mientras se sentaba a un lado de ella en la cama.

—¿Si? —dijo volteando a verlo.

—Quiero decirte algo desde hace tiempo lo he querido decir, pero no me he atrevido a decírtelo.

—¿Qué es lo que me has querido decir?

—Caroline, tú me gustas mucho, no tienes idea lo cuánto me gustas—respondió viéndola fijamente a los ojos.

Caroline se quedó asombrada ante aquella confesión, no sabía que responder, ella también sentía lo mismo que él, pero no sabía si Liam estaba jugando con ella o todo era verdad, tenía que seguir a su corazón y esperar que no se equivocara.

—Liam, tú también me gustas mucho —confesó finalmente.

—Yo... Ya no sé qué decir ahora, no creí que esto sucediera.

—Pero yo si —admitió Caroline acercándose a sus labios.

Las respiraciones de ambos comenzaron acelerarse, comenzaron a besarse y una cosa lleva a otra, Caroline terminó encima de Liam.

—No tenemos que hacer esto —decretó mientras apartaba a Caroline de sus labios.

—Pero quiero hacerlo —dijo ella.

Siguieron besándose, él le quitó la sudadera a Caroline, después sus jeans deportivos. Todo hubiera sido más sencillo si ella hubiera traído un vestido puesto, Liam puso su mano en la cintura desnuda de Caroline, el tiró su camisa por encima de su cabeza y su cuerpo se apoderó de su cerebro. Caroline corrió sus dedos sobre los músculos lisos y duros del pecho de Liam, los sumergió en los valles entre ellos, sus labios seguían el mismo camino, saboreando, acariciando. Él se mantenía quieto, dejándola explorar, y besó a través del paisaje que había en él hasta los dedos de los pies y de nuevo hacia arriba.

Comenzaron a tocarse de arriba a abajo. Eran labios y brazos, piernas y extremidades enredadas. Él se elevó por encima de ella y ambos estaban sin palabras, luego se unieron y se movieron en silencio, el resto de lo que sucedió no es necesario que se lo explique, ustedes solos pueden imaginárselo, había sido una noche súper intensa y calurosa para ambos. 

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