Capítulo 39. El baile de graduación (parte 2).

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—Me alegro que en verdad no hayas olvidado mi nombre —respondió con una sonrisa.

— ¿Cómo lo iba hacer? Liam nunca olvida ningún nombre de las chicas con las que el salió —presumió con una gran sonrisa.

—Bien caminando de tema y respondiendo a tu pregunta, sí sucede algo, quiero hablarte de Caroline.

— ¿Qué sucede con ella?

—Sé lo que ambos sienten el uno por el otro, con esto que voy decir voy a fallarle a ella, prometí no decir nada, pero no puedo quedarme ahí sentada sin hacer nada y pensando que entre ustedes pudo haber sucedió algo. En este momento Caroline está a punto de subirse a un avión, si no vas y hablas con ella en este momento, lo que pudo existir entre ustedes realmente puede arruinarse.

—Yo... realmente no sé qué decir y ni qué hacer.

—Debes ir a buscarla, si realmente la amas, ve a buscarla ahora mismo.

—Gracias —respondió estaba a punto de irse, pero antes dijo algo—. Por cierto, yo lamento lo que sucedió entre nosotros, sé que fui un verdadero idiota, me merecía lo que tú y Caroline planearon, en verdad lo lamento, sé que pude tratarte de otra manera...

—No te preocupes, cierta persona me dijo que nunca debíamos guardar rencor, todo está bien entre nosotros.

— ¿Amigos? —preguntó ofreciéndole una mano.

—Amigos —afirmó estrechándole la mano—. Debes irte ya, vamos Liam, tienes que alcanzar a Caroline.

Liam salió corriendo del instituto, buscó su auto, al encontrarlo fue corriendo a la vez que buscaba sus llaves en todas las bolas de su atuendo. Estaba demasiado nervioso y para cuando finalmente las encontró subió a su auto y arrancó, un viaje al aeropuerto lo esperaba. Estaba a punto de hacer algo realmente loco, pero quizás podría funcionar, sentía demasiada adrenalina recorriendo su cuerpo esa que te da ánimo en un momento así.

Al llegar al aeropuerto estacionó su auto, bajó lo más rápido posible, estaba a punto de correr, pero su chaquete se atoró en la puerta.

— ¿Es enserio? —gritó molesto, el destino estaba jugando con Liam como él había hecho con las chicas.

Sacó las llaves del pantalón y abrió la puerta, cuando finalmente se liberó, salió corriendo. Entró al aeropuerto, dio un vistazo rápido y miro que no había tanta gente como él imaginaba, al ser de noche no habría tantos vuelos, si acaso dos. Corrió hacia las escaleras eléctricas, se subió, pero se desesperó porque iban demasiado lento, así que comenzó a subirlas sin importar que la gente se le quedara mirando, cuando finalmente estaba arriba, fue hacia la sala de abordaje, pero antes de entrar un guardia lo detuvo.

— ¿Tu boleto? —preguntó el.

—Yo... ¡Demonios! Lo he olvidado en mi auto —dijo Liam tratando de convencer al guardia para que lo dejara pasar.

—Lo siento, sin boleto no puedes pasar.

Liam estaba desesperado, el vuelo de Caroline ya había sido anunciado para que todos los pasajeros tomaran su lugar, tenía menos media hora para cruzar hasta la zona de abordaje, después de pensar un poco, Liam llego a la conclusión de que la única manera de encontrarse con Caroline era comprando un boleto. Agradecía por traer su tarjeta de crédito en su cartera, gastaría sus ahorros, pero valían la pena. Fue a la taquilla y maldijo para sus adentros cuando vio que había una fila corta delante de él.

—Esto no puede estar pasando —dijo mientras caminaba hacia la fila.

Después de un largo tiempo su turno llegó, compró un boleto en clase turista, ya con el boleto volvió a correr hacia la zona de abordaje, al llegar le mostró el boleto al guardia, él lo dejo pasar, a pesar de que su vuelo era dentro de dos horas. Fue hacia la sala de espera, vio de reojo toda la sala, miró que había pocas personas, observó a cada una de ellas detalladamente y vio una cabellera rubia entrando al avión, así que corrió tras ella, pero otro guardia lo detuvo, le pidió su boleto, él lo entrego, pero no lo dejo pasar ya que ese no era su vuelo.

Había sido demasiado tarde, Caroline ya estaba en el avión, todo se había terminado, este era el momento para pedir perdón, si no era hoy, nada se iba a arreglar, Liam estaba demasiado triste, contuvo las lágrimas para no verse frágil antes las demás personas. Pero fue inevitable, se sentó en una silla y se soltó en un mar de lágrimas, nunca antes lo había hecho, pero en verdad le dolía, Liam se lamentaba, todo pudo haber salido diferente, pero lamentablemente no había sido así.

Cuando finalmente se controló, comenzó a caminar con la cabeza hacia abajo, alzo la cabeza para ver hacia donde se dirigía y se sorprendió al ver a la chica rubia enfrente de él, aquella chica era Caroline, ambos sonrieron al verse y comenzaron a correr para encontrarse, al estar juntos lo primero que hicieron fue darse un abrazo del cual ninguno se apartaba. Antes de que hablara alguien Liam se acercó a los labios de Caroline y le plantó un beso, el cual le respondió, un beso que ninguno olvidaría nunca, lleno de sentimiento, dulzura, ternura y compasión.

—Caroline —dijo cuando ambos se separaron.

—No digas nada Liam —Le respondió ella con una gran sonrisa.

—Si amar es jugar, yo quiero seguir jugando —habló Liam acercándose a Caroline para darle otro abrazo.

Al final de todo, el amor siempre triunfaba y los juegos de amor no eran tan malos como todos imaginábamos.

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