CAPITULO 2

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-Se la llevaron.

Luca pronunció esas palabras con el dolor de su alma. Estaba en la puerta de lo que alguna vez, fue la casa de su amiga Lourdes. Llovía, pero esta vez de una manera molesta, como si la lluvia quisiera hacer mas triste ese momento.

Tenía en sus manos una carta, pero no era la de Ricardo y María; era una todavía más triste. No tenía ni fecha, ni lugar, ni dedicatoria. Pero sabía que era para él y que la escribió ella, por la letra. Era un papel mojado por la lluvia, con unas simples palabras escritas rápidamente con un lápiz.

Te amo. Nos volveremos a encontrar. La distancia no es excusa para no volver a verte.

La aferró contra su pecho y se puso a llorar. El día anterior había sido tan perfecto, que ni él lo había echado a perder ¿Cómo es posible que pasara esto?

Se recompuso. No podía llegar a su casa llorando, no. Tendría que dar explicaciones y no quería. Así que cogió el teléfono y llamó a su amigo.

- ¿Hola?

-¿Martín? Soy Luca. ¿Podría ir a tu casa? Tengo un problema con...

Se le quebró la voz.

-¡Sí, claro! Ven ahora. Aquí siempre eres bienvenido.

Martín Rodriguez era amigo de Luca desde hacía catorce años. Cuando tenían cinco años, Martín se había olvidado de llevar un caramelo a la clase, y Luca (que había traído dos) le donó uno. Desde ese momento no se separaron nunca. Él no era como Luca, no se parecían en nada. Era bajito y fornido, su pelo negro peinado hacia un costado y una cara de tranquilidad y confianza diferían completamente del rostro de su querido amigo, que era más flaquito, con unos ojos verdes (Martín los tenía negros) y un peinado a lo "Logan Henderson" de Big Time Rush.

En cuanto lo vio llegar lo supo todo, no por nada él era el mejor amigo. Lo invitó a sentarse y le trajo un vaso de Coca-Cola bien fría, acompañado de galletitas Okebon, las favoritas de Luca.

-Gracias -dijo el aguantando las lágrimas -. No se como agradecerte.

-No lo hagas -repuso Martín -. Yo tampoco lo hice con el caramelo.

-Ja ja ja, ¿Todavía recuerdas eso?

-Gracias a eso, conocí al mejor amigo de todos. ¿Cómo olvidarlo?

Eso hizo sentir muy bien a Luca, Martín sabía como subirle el animo.

-No se que haría si no te tuviera.

-Yo si -repuso Martín -, estarías sin una Coca y sin galletitas.

Los dos echaron a reír por un buen rato. Su amistad era tan fuerte que nadie podrìa separarlos nunca. Ellos eran los mejores amigos, y eso era para siempre.

Luego de unos chistes y algunas partidas de FIFA 15 (la cual tuvo risas y peleas por resultados dudosos), Luca le contó a Martín todo lo vivido en los últimos dos días. El reflexionó unos momentos y luego dijo:

-No fue ella, fue su padre.

Luca estaba a punto de golpearlo porque le parecía todo un chiste. Pero al ver la cara seria de su amigo, supo que era verdad.

-¿Qué hizo su padre?

-Su padre quería llevarsela a Estados Unidos hace mucho, y su madre se había negado. Pero ayer vino de visita y ninguna de las dos pudo negarse a eso.

-¿O sea que ella está en Estados Unidos?

-Sí, y ni te molestes en llamarla, porque dejó su teléfono celular aquí. Puedes hablarle al Facebook.

Las redes sociales, una forma de sentirla más cerca de lo que estaba realmente. No lo había pensado.

-Tienes razon -dijo luke -. Hoy mismo le voy a hablar. Una pregunta ¿Cómo sabes todo esto?

-Yo... llame a la madre por el trabajo de Química y me lo dijo todo.

-¿Pero te pasó el trabajo de Química?

-No, ¿La hiciste?

-Claro, no te hacés una idea.

Echaron a reír. Es lo que podían hacer. El día siguiente iba a ser otro dia gris para Luca. Tanto en sus calificaciones, como en su corazón.

Cartas de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora