CAPITULO 32

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Día de lluvia. Día gris. Mal presentimiento.

Luca sabía que algo iba a pasar. Así que no le pareció raro que suene el timbre, y mucho menos que sea Carolina.

-Luca, quería pedirte perdón por lo que le hice a tu familia. Ya le dije a Pilar que era todo mentira y ella me entendió. Solo quiero que ustedes también me sepan comprender.

-¿Qué pasó? ¿Cuál es tu excusa?

-Mi papá se separó y siento que.. no sé... es raro. Pero los veía a ellos tan felices y a mi papá tan triste. Me agarró bronca. Tu familia es muy perfecta, Luca. Y vos sos muy perfecto para mí.

-Acordate que no es mi verdadera familia.

-Pero lo parecen. Y lo son.

En eso, entró Daniel.

-Me lo hubieras dicho antes Caro. Si era por eso, no te hubiese dicho nada.

Carolina se sentía muy arrepentida. Se le notaba en los ojos.

-En fin. Sólo venía a eso. Chau.

-¡Esperá! -la cortó Daniel -¿Te venís hasta acá y te vas a ir sin más?

-¿Y sin decirme que me amás? -Agregó Luca.

-Es que vine con mi papá, está esperando en el auto.

Daniel y Luca se asomaron. Efectivamente, detrás del umbral estaba el auto de Bruno (el padre de Carolina). Como si hubiese estado planeado, Bruno bajó del auto y saludó a todos.

-¿No se quiere quedar a comer, señor Donatto?

-Ehh.. no sé, después de lo de mi hija me parecería muy maleducado abusar de su hospitalidad.

A Luca le pareció raro que el padre de Carolina hablase así. Pero después recordó que estaba hablando con su padre y tenía que ser mínimamente educado.

-Hay milanesa a la napolitana... -intentó Luca.

-¡Milanesa a la napolitana! Soy muy fácil de convencer. Nos quedamos a comer.

-¡Papá! -protestó Carolina, aunque riéndose.

-¿Qué? Es muy rica. Además quiero conocer a la familia.

- Ja ja ja. Pase, pase -dijo Luca.

Entraron al hall de la casa, muy iluminado y con sillones modernos.

-Qué casita que hicieron... Se nota que están bien económicamente.

-¡Papá!

-¿Ahora qué? ¡Es un cumplido!

Echaron todos a reír. Bruno era como Luciana y Martín, bien divertido y cómico. Se sentaron a comer y hablaron un rato de negocios.

-¿Me das una más, por favor?

-Cómo no Bruno -aceptó Daniel.

Carolina se tapó la cara.

-¿Qué pasa? -dijo Luca, aunque ya sabía el motivo.

-¡Ya va por la quinta milanesa, y vos no pasaste la segunda!

-Uh, es cierto -reconoció Bruno -Perdonen. No como más.

-Ja ja ja, no hay problema Bruno. Comé lo que quieras.

¿Daniel le había dicho Bruno al padre de Carolina? ¿De dónde sacó la confianza?

-No, que después mi mujer me reta...

Bajó la cabeza. Se había delatado solo.

-No tenés a nadie que te rete. Dale, comé la milanesa.

-Quisiera tenerla y que me retase todo lo que quiera. No sé... no sé qué hice mal.

Luca lo entendía, había pasado eso con Lourdes millones de veces. Esa depresión era difícil de controlar. Él lo tenía a Martín para que le subiera el ánimo, pero no todos tienen un amigo así. Recordó que a Bruno le encantaba el basketball. Así que miró la hora y (para sorpresa de todos) dijo:

-En cinco minutos juegan los Lakers. ¿Vamos a verlo?

Bruno sonrió y dijo: -Juegan contra los Bulls. Va a ser un lindo partido. ¡Vamos a verlo!

Pidieron permiso y se levantaron de la mesa. Luego, se fueron al hall para ver el partido.

-¿Querés café? -Preguntó Daniel.

-No, gracias. Estoy llena. -respondió Carolina.

-Caro, ¿Te puedo pedir algo? ¿No se pueden quedar a dormir?

-¿Qué? ¿Por qué?

-Es que mañana es el día de los enamorados y Luca seguramente lo va a querer pasar con vos. Y ya que están acá...

-Le tengo que preguntar a mi papá...

-Él también puede quedarse.

-Si sirven asado se queda todo lo que quieran, ¡Ja ja ja!

-¡Ja ja ja! Entonces prepararé asado.

-¡Que rico! Y qué lindo que siempre quieras lo mejor para Luca.

-Es lo que todo padre quiere, ver a su hijo felíz y hacer lo mejor para él. A veces me sale y a veces no. Pero es lo que siempre intento.

-Guau, sí que lo amás.

-No puedo tener hijos, tengo un problema. Entonces decidimos adoptar con Pili. Fuimos al orfanato y ahi vimos a Luca. A Pili le pareció perfecto, y entonces lo adoptamos, y no me arrepiento de nada.

-Sí, además con su pasado... es medio difícil....

-Cierto, toda la razón. Pero lo estamos llevando adelante. Vos sos uno de sus pilares mas grandes para superarse. Todo lo hace por vos.

-Sí, ya lo sé, es un lindo.

-¡Pasala, muerto! ¡PASALA! ¡Me cago en todo!

Daniel estalló de risa y Carolina se puso roja de vergüenza.

-Papá! ¡Portate bien, que no estás en tu casa! ¡Me vas a hacer quedar mal!

-Pero vení a ver lo que se erró, el muy gil.

Carolina y Daniel se dirigieron al hall justo para ver la repetición. Una jugada patética en la que el peor del equipo intentaba pasarse a todo el equipo contrario él solo.

-¡Es un imbécil! -soltó Carolina -Perdón, es de familia.

Siguieron mirando el partido y al finalizar, Carolina le preguntó a su padre si se podían quedar.

-¿Luca tiene preservativos?

-¡Papá! Como estás hoy...

-Contestá.

-Sí -admitió Carolina, roja de vergüenza.

-¿Y hay algo rico?

-Asado.

-Ok. Como el asado y me vuelvo a capital. Vos podes dormir con él, mañana te paso a buscar.

-¿Por qué?

-Porque tengo que arreglar unos asuntos con... tu madre.

Cartas de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora