CAPITULO 13

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Las vacaciones pasaron volando. Luca pensó que todo pasaría muy lento porque el amor de su vida no estaba al lado suyo. Sin embargo, antes de que se diera cuenta, estaba entrando al colegio.

El padre de Luca ofreció llevarlos a él y a Martín a la escuela. Luca aceptó, por supuesto. Al llegar se encontraron con los otros amigos de Luca. No eran como Martín, pero igualmente eran sus amigos. Ver de nuevo a Kevin, Nicolás y Agustín era una forma de mejorar las cosas.

Llegaron temprano, así que estuvieron un buen rato hablando, contando todo lo que vivieron en las vacaciones. Luca contó todo, pero omitiendo siempre a Lourdes, no porque no quería que sus amigos lo supieran, sino porque estaba decidido de que ella lo había olvidado. Es decir, el "mañana te llamo" fue mentira, todavía tenía el celular en volumen alto para recibir su llamada. Pero ella de seguro lo había olvidado. Se preguntó qué había hecho mal, si era un mal novio, si merecía a las chicas... En eso, sonó el timbre. Lo que significaba... Matemática.

Entró al aula riendo y feliz. De repente se le borró toda la sonrisa de la cara. Al lado de su banco se encontraba (muchísimo menos bella y radiante) Lourdes Ortiz.

Se sentó en perfecto silencio. Ella había elegido a Tomás. Así que él tenía que olvidarla de algún modo y el no hablarle no serviría de nada.

Matematica y Fisica transcurrieron normalmente, sin necesidad de decirle ni siquiera "¿Me pasás la lapicera que se me cayó?", pero toda alegría llega a su fin. Lengua.

-Bueno, ahora vamos a hacer un trabajito con nota. Tienen que hacer un cuento. De lo que quieran. Ah, me olvidaba, se hace con el compañero de banco.

Luca y Lourdes protestaron casi al unísono, pero la maestra no les hizo caso. Tuvieron que sentarse y empezar a trabajar.

-Entonces... -empezó a decir Lourdes.

-No, ni se te ocurra pedirme perdón, o darme explicaciones, o hablarme o trabajar conmigo. Yo voy a hacer la historia sólo y listo, ¿Ok?

-Ok.

Lourdes estaba decepcionada. Ella estaba buscando el momento para hablar, pero se veía que Luca no quería. Aprovechó la excusa del trabajo, pero el la rechazó. Se sentía mal. Ayer Tomás había vuelto a aparecerse en su casa. Y no tuvo otra opción que darle lo que quería. Estaba bajo presión y Luca sabía de eso. Igual, estaba en pleno derecho de estar enojado por el desastre que ella era.

-¡Terminé! Eh.. digo, ...amos, Terminamos. -dijo Luca de repente.

-Muy bien Señor Santos. ¿La señorita Ortiz hizo algo?

-Todo, lo hizo todo. Me dio la inspiración para escribir la historia.

Lourdes supo en ese momento, que la historia trataba de ella y de todo lo vivido en esas locas vacaciones de invierno.

Luca pidió ir al baño y se alejó corriendo. Hubo comentarios y chistes sobre el rumor de que se estaba haciendo encima, pero a Lourdes le pareció verlo lagrimeando mientras se dirigía al baño.

-¿Se pelearon? -preguntó Luciana, la profesora de Lengua.

-Sí.

-Escribió una historia de amor triste, el chico se termina suicidando del dolor. Y dijo que se había inspirado en vos.

-No, no, no. No se va a suicidar, no por mi culpa.

Y sin más, salió corriendo tras Luca. Luciana ni la detuvo, sabía que era un problema muy grave. Aunque había mentido sobre el cuento. En su mano no tenía ninguna historia de amor, sólo una carta. Una carta. Ésta citaba:

Si el amor muere, Yo muero también. Por eso, querida mía, esta es mi última carta, mi carta de despedida, mi carta de muerte...

Seguía, por supuesto. Pero con esas frases le bastó para saber lo que pasaba. Era una carta de amor, amor triste, amor perdido; pero amor al fin. Intentó olvidarse de todo eso que estaba pasando, pero no pudo.

Al rato volvieron los dos juntos. Luca parecía enojado, muy enojado. Y ella, ella estaba fatal. Era una chica hermosa, pero Luciana la vio decaída, sin vida, sufriendo, y al mismo tiempo, fea. Porque la belleza interior que llevaba estaba por el piso, por lo tanto, su belleza exterior se veía altamente modificada.

Se sentaron en silencio, de brazos cruzados y esperaron a que el timbre sonara para retirarse e irse a sus respectivas casas.

Cuando este sonó, la primera en salir fue Lourdes. Quería estar sola, ni siquiera con Tomás para olvidar sus penas. Simplemente sola. Él siguió su ejemplo pero no tuvo tanta suerte.

-Señor Santos...

-¿Qué pasa, profesora?

-¿Desde cuándo me llamás profesora?

-¿Desde cuándo me llamás señor Santos?

-Desde que se te ve serio y prestando atención para no llevarte la materia, aunque es inevitable... con las nota que tenés.

-Ja, qué graciosa. ¿Qué pasa?

-Nada, sólo quería decirte que muchas veces, un clavo saca un clavo.

-Qué novedad...

-¡Es un dicho Luca! ¡Un dicho, inculto! -le soltó Luciana. Luca se hubiera sentido ofendido por el "insulto", pero cuando vio su cara, se dio cuenta de que sólo estaba bromeando. Se parecía a Martín en ese aspecto, Los dos eran bromistas, y muy buenos. Sólo que a veces él no necesitaba humor para superar las cosas.

-Digo que... tal vez para olvidarte de Lourdes, deberías salir con otras chicas.

-Sería imposible. Yo la amo con... con todo mi corazón

Luciana lo entendía. Ella había perdonado a su esposo por amor, aunque la engañó antes de casarse. Se casaron y todo se arregló. Pero parecía que lo de Luca y Lourdes no tenía arreglo alguno.

-Ok. Pero por si cambiás de opinión, acá tenés el número de una ex alumna particular. Es bastante bonita y seguro que se llevan bien.

Le extendió un papel con un numero de teléfono y un nombre: "Carolina". No lo rechazó para ser gentil con la profesora que tanto estaba haciendo por él. Sin embargo, se marchó sabiendo que nunca llamaría a ese número.

Cartas de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora