CAPITULO 29

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-¡Martín! ¡Luca! Hola, pasen.

Carolina los recibió con una sonrisa.

-Yo quedé en irme con Sofi...

-Él, se va con su novia, porque es un galán...

-Ja ja ja, sí. Me fui, chau.

Le dio un beso a Carolina y saludó con el puño a Luca. Luego se fue.

Luca entró a la casa de Carolina. Era diez veces mas ordenada que la de Lourdes. Se sentaron en la cama.

-¿Hoy fuiste a lo de Lourdes? -preguntó sorpresivamente Carolina.

-Ya sé que dijiste que no lo haga, pero pensé que iba a terminar bien. Perdón.

-No pasa nada, es lo que hacés con tu vida. Se te nota en la cara que estás triste. Te tenía un regalo por todo lo que pasó en nuestra vida, pero no estás de humor.

Luca levantó la vista y localizó un preservativo en una mesa.

Si eso era mi regalo -señaló al preservativo -, tengo unos en casa. Gracias igual.

Carolina lo tiró para que se acueste en la cama y se puso arriba.

-Ese preservativo no sale de casa, y tampoco era tu regalo -susurró mientras le daba besos en el cuello a Luca -. Éste es tu regalo.

-¡LO HICISTE! ¡LO HICISTE! ¡BIEN AHI!

-Bajá la voz tarado, pueden escuchar.

Martín se echó a reír.

-No sabía que los románticos hacían esas cositas.

-Yo tampoco. Te juro que no esperaba ni quería hacerlo pero...

-¿No te pudiste resistir a ella? Ja ja ja. Que bien que la hizo Caro.

-O que bien que la hice yo...

-¿Vos? Vos le complicaste todo, lo planeó conmigo. Y era re perfecto y romántico. Pero tuviste que ir a lo de Lourdes y mencionar el puto preservarivo en la mesa.

-¿Fue un regalo tuyo o de ella?

Se sentía decepcionado. Él estaba listo para tener relaciones con una chica. Y nadie lo amaba más que Carolina. Pero si todo fue idea de Martín... significaba que no era por amor. Entonces se arrepintió de hacerlo.

-Yo te hubiera regalado a una prostituta por dos pesos, no a alguien como Caro. Fue idea de ella, pero me pidió ayuda porque no sabía cómo hacer.

-Bastaba con pedírmelo...

-Esas cosas no se piden. Además fue mucho mejor así, ¿No?

Luca hizo memoria de la noche anterior. Los "te amo" y suspiros de aquella noche, los dos cuerpos tocándose, piel contra piel. Parecía que el tiempo se había detenido en ese instante. Había sido mil veces mejor que lo que el había imaginado. Estaba contento, y no porque ya había tenido su primer relación. Sino porque sabía que había encontrado al amor de su vida.

-¿Y te dolió? ¿Te hizo sentir una esclava? ¿Te azotó?

-No seas idiota. ¿A vos Martín te hizo eso?

-Sí, me dio con el latigo. ¡Ja ja ja!

-¡Ja ja ja!

Las dos amigas rieron un buen rato. Cuando recobraron la calma, Carolina dijo:

-Me hizo sentir como una princesa. A Lourdes la trataba mejor que a mí, no entiendo como lo pudo cambiar por Tomás.

-Es lindo...-dijo Sofía.

-Te escucha Martín y te mata.

-Sí, ya lo sé.

-¿Estás pensando en cortarle?

-No. Es decir, no sirvo para las relaciones. Nunca tuve novio y no quiero lastimarlo.

-Le cortás y lo matás.

-Sí.

-Él te ama, y vos a él. Van a ser perfectos. Ya los veo de grandes formando una familia.

-Ojalá... Hey, no me respondiste.

-¿Qué cosa?

-¿Te dolió?

Se rieron de vuelta al unísono.

Luca bajó sus escaleras. Tenía que irse a su casa. Se había quedado dormido junto con Carolina. Estaba por cruzar a la puerta cuando una voz lo interrumpió.

-¿Te vas sin saludar?

Luca giró con la esperanza de que sea otra persona, pero no. Vio al padre de Carolina sentado en el sillón.

-Perdone, no lo ví.

-No me trates de usted, me hacés sentir más viejo.

Luca fue a saludarlo pero Bruno dijo:

-Sentate un minuto.

Luca se sentó nervioso.

-¿Y Caro?

-Se quedó dormida -logró decir Luca.

-Claro... y por tu cara y tu pelo, vos también.

Luca se miró en un espejo. Su peinado al que le dedicaba tanto tiempo de la mañana, estaba completamente despeinado.

-Mire, Señor Donatto, ella y yo...

-Se divirtieron un rato -dijo mietras se servía cerveza-. No soy un padre muy protector. Sé que está en etapa y agradezco que sea a los dieciocho y no a los trece o a los veinticuatro. Imaginate si llegaba vírgen a los cuarenta. No no, me hiciste una bendición. ¿Se cuidaron?

-Sí, obvio -dijo Luca perplejo -. Sí. Quería decirle que fue por amor, no para sacarme las ganas...

-Conozco tu historia. Ya sé que no hacés nada si no es por amor. Sos un buen chico al que le pasaron cosas malas. Alguna cosa buena te tenía que pasar. ¿Te alcanzo a casa?

-Por favor, Bruno.

Charlaron distendidamente mientras llegaban a la casa de Luca. Se despidió y entró a su casa. Los padres lo esperaban para la comida.

-Hijo, no quisimos empezar sin vos.

Los miró, otro esfuerzo más para que los aceptara como padres. Pero ya había tomado una decisión. Así que contestó:

-Hubieran empezado, gracias.

Comieron tranquilos y todos se fueron a dormir.

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