CAPITULO 14

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Habían discutido y no había salido nada bien.

Lourdes se sentó a llorar desconsoladamente en su cama. No podía creer lo que Luca le había dicho. Ella lo había engañado, sí, pero eso no justificaba lo mal que él la había hecho sentir. Intentó dormir, pero sólo logró recordar la discución que tuvieron.

-Leí la carta que escribiste, no vas a hacer lo que decía ¿No?- Preguntó Lourdes asustada.

-¿Qué decía la carta?- Respondió sorprendido Luca.

-Lo del suicidio...

-Nunca me suicidaría, ¡Y menos por vos! ¡Como si valieras tanto la pena! Solamente repetí la historia de María y Ricardo.

Lourdes lo miró angustiada. Hace sólo algunas semanas, Luca estaba muerto por ella. Ahora la miraba como si estuviese loca o algo así. Bajó la mirada. Se sentía una verdadera estúpida.

-Perdoname...

-¡Claro! ¡Y suponés que con un simple 'perdoname' todo se va a solucionar mágicamente!

-Pero...

-¡Y ahora nos volvemos a clase! ¡Lo único que me falta es que además de un corazón roto, me amonesten por tu culpa!

Ella sabía que Luca no la había olvidado, pero que estaba intentando hacerlo. Y por si fuera poco, ¡Ella se había mostrado indiferente con él! Y todo eso generó un sólo sentimiento en el corazón de Luca: odio. No hacia ella, sino hacia todo lo que le había hecho.

Su madre entró en el cuarto con cara seria.

-Tomás -dijo la madre- está abajo. Quiere hablar con vos.

-Hacelo pasar ma, no quiero estar con nadie, pero si vino hasta acá, voy a escuchar lo que tenga que decir.

Tomás entró despacio con algo en sus manos. No lo mostró, pero Lourdes sabía que no eran rosas.

-Sé que estas enojada conmigo, pero puedo arreglaro.

-¿Cómo? -preguntó Lourdes.

Sabía la respuesta, era obvio viniendo de él. Pero aún así mantenía la esperanza.

-Mirá, sé que no soy Luca y que nunca me voy a poder igualar con él. Pero un poco de placer no le viene mal a nadie...

Lourdes suspiró.

-Puf... mirá, no sé si estoy lista para esto.

-Pero tampoco estas lista para ver a tu padre preso, por tu culpa. No me hagas ser malo con vos, yo te quiero. Además, la vas a pasar bien.

Lourdes lo miró con repugnancia y odio, pero aún así, comenzó a quitarse la remera...

Cartas de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora