CAPITULO 28

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-¿Qué hice para que me cambiaras por ella?

Lourdes estaba sentada junto a Luca en su casa. Estaba enojada, pero mantenía la cordura. Luca le respondió subiendo el tono de voz.

-De todo, ¿Ahora que me perdiste me querés recuperar? ¿Sabés las oportunidades que tuviste?

-Sólo te pido una más.

-Sos una rata -dijo Martín detrás suyo, haciendo que los dos saltasen del asiento.

-¿Qué hacés vos acá? -decía Lourdes mientras se calmaba del susto -¿Cómo entraste?

-Sencillo, la puerta estaba abierta.

-¡Salí de mi casa! -le gritó Lourdes.

-¡No es tu casa, pendeja! Es de tu mamá. ¡Nada de esto es tuyo! Y Luca tampoco.

-Esperen, cálmense -intentó de neutralizar Luca.

-Sabía que esto no iba a terminar bien, con tus cartitas de mierda para volver a conquistarlo. Sos una manipuladora, te encanta usar a la gente. ¿Pero sabés qué? Te salió mal, porque encontró a una chica que sí lo sabe valorar, que lo ama.

-¡Yo lo amo! -dijo Lourdes con lágrimas en los ojos.

-Entonces demostralo, y no con estas cartitas de cuarta. Esta carta es sólo un papel -rompió la carta de Lourdes y la tiró al tacho de basura -. Demostralo con sentimiento, y respetando lo que él quiere para su vida. No sos la reina de nadie, valés menos que una sirvienta, así que bajate del pony, porque si no lo haces, te voy a bajar yo de una patada en el culo.

Lourdes se puso a llorar.

-¿Por qué sos tan malo conmigo? -le reprochó.

Martín suspiró, victorioso.

-No soy malo con vos Lourdes, soy realista. Vamos -dijo dirigiéndose a Luca -, dejémosla. No tiene sentido hablar con ella si no vuelve a ser la de antes.

En los ojos de Luca se veía perfectamente la angustia y pena que sentía por Lourdes. Martín la habia destrozado, y aunque en parte se lo merecía, no tendría que haber sido tan duro con ella. Ella lo miró. Esperaba que él la abrace, como solía hacer cuando ella lloraba, pero Luca miró a su amigo y dijo:

-Tenes razón, vamos.

Pasaron el umbral juntos, dejando atrás a una chica completamente destruida. Luca giró para ver cómo estaba, ypudo detectar sus sentimientos en una mirada. Se sentía vacía. Totalmente vacía. Aún así, juntó valor y siguió caminando.

-No vale la pena, ella no te merece. Caro si.

-Lo sé, pero me da pena Luli.

-Es un perrito faldero y malcriado, llora sólo porque las cosas le salieron mal.

-Tal vez si yo hubiera actuado diferente...

Martin frenó en seco y Luva chocó con él. Odiaba que su amigo se echara siempre la culpa.

-Vos hiciste todo bien. Ella no lo supo valorar. Que se joda. El que la hace la paga. Y la está pagando. Además en cualquier momento vuelve a tener sexo con Tomás. Así que ella va a estar bien. Ya se le va a pasar.

-ojalá tengas razón...

-¿En algún momento no la tuve?

Miró a Martín. Cuando él le daba consejos o le decía cosas, siempre terminaba teniendo la razón, y las cosas sucedían como él había dicho que iban a suceder. Era algo increíble de él. Como si tuviera un don especial.

-Vamos para la casa de Caro, le prometí que iría.

-Te iba a decir lo mismo -respondió Martín, divertido -. A mí me dijo que te tiene una sorpresa...

Cartas de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora