CAPITULO 29- QUIERO TENERTE SOLO PARA MI...

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NARRA LUCIA.

Estábamos juntos... después de haber superado miles de barreras hemos vuelto para no volver a separarnos jamás, cuando lo vi en el autobús supe que lo debía perdonar, si me quedaba alguna mínima duda de si volver con él era lo adecuado la disipé, lo quiero, lo necesito y casi añadiría con total seguridad que no podría vivir sin él.

Volvimos todos juntos a casa, en el trayecto no pude quitar un instante la mirada de Daniel, mi novio, supongo... aunque estábamos juntos, no habíamos concretado lo que éramos, Calum y Ariadna también se habían dado otra oportunidad, eso me enorgullecía, por fin el orgullo de mi hermano y mi amiga era menos fuerte que su amor, ellos estaban aprovechando la oportunidad, no habían parado de besarse, si nos estuviéramos presente creo que estarían haciendo el amor como dos mandriles que son... aunque al estar Ariadna embarazada no puedan hacer nada, estos dos no aguantaran 7 o 8 meses sin hacer "cositas"

En la casa ya estaban Jesús, Abbie y los niños, al verlos Daniel se tiró a abrazarlos, esa situación me emocionó, en este tiempo puedo decir que ambos hemos madurado, pero él más aunque lo siga viendo como mi bebé pequeño. Jesús se unió al abrazo y empezó a darle besos en su cabeza, no podían estar él uno sin el otro, en este tiempo que Daniel había estado fuera, aunque intentaba no exteriorizarlo Jesús ha sufrido mucho, se hacía el fuerte para que yo no lo notase, pero ellos dos son uno, me ha quedado claro que si uno está feliz el otro también, que si uno sufre al otro le duele más y que pese al cariño que yo pueda tenerle, el amor de hermanos gemelos es infinito...

Miré al pequeño que tenía sueño y me fui al cuarto, quise dejarles intimidad para que pudieran hablar, llorar juntos a solas...

NARRA DANIEL.

- Mi bro, mi pollito, mi mitad – decía Jesús entre sollozos, desde que llegué no había parado de darme besos y abrazos- te quiero, prométeme que no te irás y si lo haces lo haremos juntos... donde vayas tú, iré yo – estaba realmente emocionado, el recibimiento de Jesús me estaba causando una emoción inmensa-

- Te quiero pollito, perdóname por hacer sufrir tanto, sino estuvieses a mi lado no sé qué haría sin ti – confesé asombrando a mi gemelo, normalmente no le comentaba mis sentimientos hacía él, aunque fuésemos gemelos éramos dos formas distintas de vivir nuestras emociones- y a ustedes dos también – esta vez me dirigí a mis hijos- perdonad a papá, no he sido el mejor padre, os he dejado con el tito, pero os prometo que a partir de ahora todo será diferente, ni a ustedes ni a Danielín le faltará nada... sois mi vida y os amo con todo mi corazón – mi hermano pasó su brazo por mi hombro mientras yo le volvía a dar un enorme abrazo a mis gemelos, mis hijos, por los que daría mi vida-

- Daniel quería hablar contigo – mi hermano interrumpió el momento- ahora que has vuelto quiero casarme con Abbie, Sheila se lo merece y pienso que tu deberías hacer lo mismo – su mano impactó en mi cara para empezar a acariciarme-

- Tengo miedo – confesé- ¿y si vuelve a pasar? Tengo miedo a ser feliz, a que todo vaya bien, mira lo que pasó la otra vez... - mi mirada se entristeció al recordar todo lo sucedido-

- Os queréis, ella te quiere y tú deberías hacer algo... pídeselo, yo quiero que me dejes a los gemelos mañana, tengo que buscar una excusa para ir al parque de atracciones con Abbie y nuestra pequeña, para cuando estemos subidos en la noria, le pida que se case conmigo – la cara de mi hermano se iluminó al pensar en lo que iba a hacer, ella era la mujer de su vida y Sheila era la pequeña que tanto quería-

- Hecho... pero tengo un problema – miré a mi hermano que ahora le mostraba todo su cariño a mis hijos- le he pedido que vuelva conmigo pero no sé que somos... o sea, estamos en un punto que no sé si es mi novia o...

RUN II : no te alejes de mí (gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora