EPILOGO.

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NARRA LUCIA.

Caminaba de un lado a otro del ayuntamiento muy nerviosa, cuando de pequeña imaginaba mi boda, pensaba que sería con un vestido precioso, con una tiara y joyas impresionantes y con el romper de las olas como música nupcial, andando por un manto cargado de rosas esparcidas por toda la arena mientras la brisa del mar acariciaba mi cara, pero ahora todo eso me daba igual, ni que como traje tuviese una camiseta que ponga " Sweet, drink and sing" junto con un pantalón vaquero despintado de tanto uso, ni que en vez de tener unos zapatos envidiables, lleve unas chanclas de estar por casa con unos dibujos de perritos, y mucho menos me importa no estar en la playa y hacerlo en un habitáculo decorado por fotos de señores que no conozco, ni conoceré, porque me caso con Daniel Oviedo, el hombre de mi vida, el padre de mi hijo y lo hago rodeada de amigos, mis hijos y sobre todo mi hermano, que aunque empapado no ha querido perderse este momento.

Un señor entra en la sala junto a mi novio, el que posteriormente dentro de unos minutos será mi marido, miro hacia atrás y Jesús tiene cogidos a los gemelos, mientras que Danielín está con Ariadna. Alfonso, Lorena, Sebas, Guille y Lida tampoco han querido perderse este momento, lo ha preparado todo, ha debido de estar mucho tiempo ideando todo esto, y a decir la verdad me encanta, no es la boda de mis sueños, si dijera lo contrario mentiría, pero el esfuerzo y las ganas de Daniel contrarrestan todo, lo amo.

Daniel, llegó hasta mí y me dejó un beso en mis labios, acarició mi brazo mientras susurraba varios "te quiero" sin desmesura, el hombre que nos debía casar, llegó hasta su mesa y abrió un libro, para así comenzar el rito.

- Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio a Daniel y Lucía – el señor que iba a oficiar nuestra boda habló haciendo que tuviéramos que cesar nuestros gestos cariñosos- tengo muy poco tiempo, lo cual tendré que aligerar en la ceremonia – puntualizó, mientras Daniel sacaba otro anillo para él, y yo asentía- ¿habéis venido libremente a contraer matrimonio – preguntó empezando así la ceremonia-

- Sí, hemos venido – contestamos al unísono los contrayentes-

- Daniel, ponle el anillo, mientras le dedicas las palabras que te puse en el papel – me miró a la cara mientras buscaba el papel en la chaqueta y negaba con la cabeza, conociéndolo lo ha perdido-

- Yo Daniel – comenzó a hablar- prometo serte fiel a ti mi princesa, y prometo quererte, cuidarte, amarte, protegerte, darte todos los caprichos a ti y nuestros hijos, a no abandonarte jamás y enamorarte, si alguna vez dejas de hacerlo, en las alegría y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de nuestra vida – su voz se quebraba por segundos iba a empezar a llorar, con un gran tembleque en su mano alcanzó mi dedo, para ponerme el anillo que antes me enseñó, mientras seguía susurrándome palabras bonitas, no pudo contenerse y me dejó un beso en sus labios, para posteriormente entregarme el anillo que yo le tenía que posar en su mano-

- Yo Lucía – esta vez fui yo la que empecé a hablar mientras tomaba el anillo que me entregó Daniel- prometo serte fiel a ti, mi Dani, a no mirar nunca atrás, y olvidar el pasado, a quererte y amarte como si no hubiese un mañana, a darte todos tus deseos y sobre todo a perdonarte cuando haces muchas tonterías, prometo no alejarme jamás de ti, porque eres mi vida, y te doy mi palabra que por muchas mareas y contratiempos que puedan venir, lucharé por nosotros y por nuestros hijos, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separé, mi amor – esta vez fui yo la que repitió el ritual, mientras mi ya marido derramaba alguna lágrima, le coloqué el anillo en su dedo y nos fundimos en un gran beso de amor-

Miré a los invitados y mi hermano estaba llorando desconsoladamente mientras Ariadna le acariciaba su pelo, pero no era el único, la emoción había ganado la partida a todos los asistentes y casi todos lanzaban algún sollozo y gemido que indicaba que nuestras palabras les habían llegado... volví a mirar hacia adelante y el señor, quería continuar la formalidad, seguramente, ahora vendría la parte del beso, aunque ya nosotros la habíamos adelantado hace unos segundos.

RUN II : no te alejes de mí (gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora