RUN II : no te alejes de mí (gemeliers)

CAPITULO 12+1- REENCUENTRO.

NARRADOR EN TERCERA PERSONA.

Lucia estaba sonriente en la puerta, el resto del camino fue en silencio, con una mezcla de sentimientos confusos, sin creer en lo que su hermano le había confesado, pero con un nerviosismo ante su reencuentro con el amor de su vida, con ese chico al que le devolvió su confianza en las personas y en el amor. Estaba a escasos segundos de volver a comenzar, al cruzar el marco todas las penas se irían, ahora solo quedarían ella, el bebé y Daniel, tenía muy claro lo primero que iba a hacer nada más verlo, besarlo para no separarse más de él hasta que el oxigeno se lo permitiese, necesitaba verlo, estaba nerviosa mientras que esperaba que su hermano llamase al timbre o metiese la llave en la cerradura ya que ella al ir cargada con el bebé y con todas las maletas no podía hacerlo, miles de recuerdos le habían venido a la cabeza, flackbacs muy dolorosos y que los costará mucho tiempo borrar, pero sobre todo una imagen quedará inmortalizada en su mente, cuando estaba vestida de novia, la última vez que cruzó esta puerta y donde sin esperarlo la aguardaba Álvaro.

Pero sin embargo la cara de Calum estaba desencajada, por un lado no le había querido hablar a su hermana después de las preguntas en el coche, pero si eso le preocupaba, la situación que se encontraría dentro de la casa aún más, ha intentado retrasar todo lo posible la vuelta, pero no se atrevía a contarle todo los últimos acontecimientos que han pasado estas semanas en las que Lucía no ha habitado la casa, la presencia de Mar es algo que le va a hacer mucho daño, pero aún más cree que el Daniel, mujeriego, frío, insensible, calculador... que parecía que había domado volvía con más fuerzas aún que antes, eso le haría mucho daño a su hermana, pero estaba en una encrucijada, contárselo él y que su hermana no lo creyese o que ella lo viese con sus propios ojos y ese dolor le atravesase su corazón, con ambas se enfadaría con él, pero suplicaba que Mar ya no estuviese en casa, que Daniel al verla volviese a cambiar y todo volviese a la normalidad, esa que nunca debió marcharse, esperaba un milagro, un suceso inesperado una quimera imposible pero que hiciese que su hermana no sufriera más de lo que ya lo había hecho, porque él por su hermanita lo daba todo.

Calum sacó las llaves de su bolsillo derecho, propinando un leve suspiro por su boca, miró hacia su hermana con pena y negó varias veces con la cabeza, sin ninguna duda está sería la última vez en mucho tiempo que vería a su hermana feliz, ilusionada, justo como estaba ahora.

- Princesa, ¿estás preparada? – preguntó el rubio nervioso, sin terminar de meter la llave en el hueco-

- Calum abre ya por favor... ¿Por qué me preguntas esto? ¿Qué pasa? – Calum se iba a disponer a contestarle con toda la verdad, pero justo antes de que lo pudiera hacer, Lucía dejó una bolsa en el suelo para tener una mano libre con la que poder abrir-

- Lucía espera –pudo pronunciar, pero antes de que pudiera terminar ella ya estaba en el interior de la casa, a partir de ahora ya solo podía esperar que la suerte estuviese de su lado, porque si no, las lagrimas, el dolor, el sufrimiento desgarrado por un corazón roto volverían a la vida de Lucía-

Ambos entraron en la casa, Lucía buscaba con la mirada a Daniel, necesitaba verlo, besarlo, enseñarle a su hijo... de fondo vio como Martin y Ethan jugaban, estaban muy grandes, al verlos sonrió, se parecían cada vez más a su padre, y nuevos recuerdos se le vinieron a su cabeza, miró a su hijo y si, definitivamente podía decir que Danielin casi era idéntico a ellos, se acercó a ellos y vio como Jesús también estaba allí, este al verla se emocionó fue corriendo a darle un abrazo, al llegar a su lado se dio cuenta del bebé que tenía en brazos, no tenía ni la mayor idea donde estaba Daniel, desde que llegó hace escasos minutos con Abbie, su hija y los niños, no había visto a su gemelo, al que desde que se fue Lucía no reconocía, o más bien le recordaba a ese Daniel antiguo.