32. Me lo prometiste

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—_____— alguien me sacudía y me hablaba para que despertara

—¡¿Qué?! ¡Dejame dormir!

—Ya dormiste mucho.

—No me importa— dije volviendo a acomodarme.

—Vamos _____ quiero mostrarte algo.

—Mañana me muestras lo que me quieras mostrar.

—Se me olvido mencionar que eres dormilona.

—Dormir es uno de los mejores placeres de la vida. Es una de las cosas que mas amo.

—¿Más que a mi?

—Si

—Bien, como quieras

—Te lo advierto, Pan, si me tiras de la cama yo...— no pude decir algo mas porque sentí que del lado contrario de donde estaba  dormida, se alzo tirándome de la cama —¡Auch!— dije tallando me la cabeza y mirando mal a Peter.

—La cama te tiro, no yo.

—Aun así no me voy a parar.

—¿No tienes hambre?

—Si, pero no va a haber forma en la que me saques de la cabaña— cruce mi brazos, tratando de retarlo.

—Ya lo veremos.— el salio de la cabaña.

¿A dónde va?

Peter volvió con Tommy atrás de el.

—Tu de los pies y yo de las manos— dijo Peter.

—¡Oh no! Ni se les ocurra.

Tarde. Peter ya me había agarrado de las mano y Tommy de los pies. Ellos me cargaron y me llevaron afuera.

—¡Sueltenme!— les orden.

—¿La suelto Pan?— dijo Tommy

—Lo que la dama ordene— respondió.

—¡No! ¡No, no no! Esperen no me suelten.— los dos rieron.

Malditos.

—Solo bajala— dijo Peter.

—Los odio— dije una vez que estaba en el suelo.

—Ambos sabemos que no es cierto.— Peter me ofreció su mano para ayudarme a pararme, yo la acepte.

Una vez de pie pude contemplar el lugar, ya estaba oscureciendo, creó que si había dormido algo. Después de comer Peter me hablo.

—Ven— Peter me agarró la mano y me guió.

—¿A donde vamos?

—Ya veras.

Llegamos a un lugar donde no había muchos árboles, se podía ver el cielo, que poco a poco se iluminaba de estrellas. Ya había oscurecido por completo, la única luz que nos alumbrada era el de la luna y las estrellas.

—Wao...

—¿Te gusta?— me preguntó.

—Si

El se acostó y yo imite su acción, su brazo rodeaba mis hombros y yo tenia mi cabeza recargada en su pecho. Estuvimos así por un tiempo en un cómodo silenció mirando las estrellas.

Peter y yo ya nos íbamos.

—Espera— dije, lo puse enfrente de mi, dándome la espalda, y me subí a una roca que había por ahí

—¿Qué haces?

—No me vayas a soltar— fue lo único que dije.

—¿Soltar?— di un salto y me monte sobre Peter, lo abrazaba del cuello y con mis piernas de su cintura. —Me pudiste haber dicho que ibas a hacer eso.

—Tu calla y solo avanza.

—Tienes suerte de que te quiera, si no ya te hubiera tirado

—De todas formas lo hubiera hecho. ¡Vamos! Camina.

Peter rodó los ojos y avanzó. Durante el camino estuvimos platicando y el se quejaba de que me bajara pero yo no le hacia caso. Llegamos al campamento, me baje de Peter. Félix se acerco a Peter un tanto cansado, como si lo hubiera buscado por un largo tiempo.

—¡Pan! Ellos están otra vez cerca y va a atacar.

—¿Mi familia?— pregunte al rubio. El asintió.

—Reúne a los niños perdidos — dijo Peter y Félix asintió.

—Peter ¿qué vas a hacer?— le pregunte.

—Lo necesario para que no te lleven a Storybrooke— respondió seco.

—Recuerdas la promesa que me hiciste, que no les harías daño.

—Prometo no hacerlo pero si es necesario...

—Me lo prometiste— lo interrumpí —No me quiero ir, pero son mi familia. No quiero que los lastimen.

—Esta bien, no los lastimare.— me acaricio la mejilla con su pulgar —Me tengo que ir, tú te quedarás aquí con Tommy... — habría mi boca para hablar pero el me interrumpió —Y antes que reclames, te quedarás aquí quieras o no.

—Bien...— el me dedico una pequeña sonrisa, me dio un beso en la frente y se fue

Mi Lindo Idiota De Neverland | Robbie Kay/Peter Pan & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora