Carmine

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33. My boyfriend's always so sweet;

Sujeté la correa de la maleta deportiva que se mantenía enganchada a mi hombro y tragué en seco, repitiéndome que esto tal vez no era la mejor idea. Todo pasó demasiado rápido, ni siquiera sé cómo es que acepté. Hace un par de días Seungcheol había llegado a mi casa parloteando sobre un concurso que se daría en una convención, dijo que el primer puesto se llevaría 305,000.95 won. Y bueno, qué decir; otra fuerte razón por la que me ponía vestido y me maquillaba era por eso mismo, el dinero.

Cuando Seungcheol se lío con Geumsuk dejó de ser tan divertido como antes, no tenía el mismo tiempo para mí, agregando que era su casa en la que siempre me preparaba y después volvía a quitarme todo el maquillaje, así que lo dejé; pero ciertamente, el dinero del concurso no me caería mal. Además está vez, Seungcheol me acompañaría como las anteriores veces. En sí, ese no era el inconveniente esta ocasión, para nada, lo que realmente me hacía sentir incomodo era otra persona.

—Jeonghan, ¿cuánto tiempo llevas ahí? — sonrió y después sacudió su rostro, dejando escapar un ligero suspiro —. Vas a enfermarte si te quedas en el frío, pasa.

Mi problema, era sin dudas mi novio.

Después de haber aceptado volver a concursar vistiéndome como chica, sólo quedaba un pequeño detalle, el lugar. La convención sería muy lejos de la casa de Seungcheol, así que cuando leí la dirección del evento, inmediatamente recordé que Jisoo vivía por esa zona. Contarle la razón por la cual necesitaba ir a su casa fue el momento más vergonzoso. Por otra parte, a Jisoo sólo le emocionó el hecho de que iría a su casa.

Jisoo me dio pase libre al vestíbulo, esperé a que cerrará la puerta y dejé que me guiará a la sala. Nunca había estado en su casa antes. Pero era justo como él la describió. Una casa amplia, de colores neutrales y con una puerta de madera de caoba. Tal vez un poco más extravagante de lo que esperaba.

—Mis padres llegaran en cualquier momento —anunció alegremente.

Se detuvo abruptamente y se giró a verme.

—Mamá cree que jugaremos videojuegos así que dormiremos en mi habitación —informó y después extendió su mano frente a mí —Dame la maleta, te enseñaré dónde es mi habitación.

No importaba cuántas veces se lo repitiera él simplemente no aprendía, no era una chica, y yo podía cargar mis cosas sin ningún tipo de problema. Pero, Jisoo estaba obsesionado con facilitarme las cosas. Habíamos llegado al punto de no retorno, ya no podía negarme a sus espontáneos actos y rechazarle fríamente. Me tragué mi orgullo y le entregué mi maleta sin protestar.

Jisoo sonrió y colocó la maleta en su hombro, continuando su camino por la sala. Fui detrás de él, observando a ambos lados los detalles de su casa. La sala era espaciosa, con sofás mullidos de colores cálidos, había más de un retrato de él junto a su familia, y podía jurar que una fotografía que descansaba junto al pequeño mueble de la sala era él de pequeño. Memorice cada detalle que pude y seguí caminando al ritmo que Jisoo iba. Volvería por esa fotografía.

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