Sister

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43. Parental control not working;

Parte I

Me quedé en el marco de la puerta junto a Seowoo. Ambos sacudimos la mano, despidiendo a nuestros padres que subían al auto con una sonrisa deslumbrante. Papá tenía la agenda vacía aún y su estancia en casa se prolongó para dicha de todos, sobre todo mamá que era quien le extrañaba más. Se comportaban como una pareja joven estando juntos, y aunque, la imagen era vergonzosa y adorable, las cosas se complicaban para mí cuando decidían fugarse a viajes exclusivos de pareja sin previo aviso. Así es, iría un fin de semana a las aguas termales como novios furtivos. La calma con la que mamá hizo sus maletas fue abrumadora, ellos contaban conmigo para cuidar a Seowoo mientras no estuvieran en casa para supervisarle. No me molestaba pasar tiempo con Seowoo teníamos una diferencia de edad mediante distante, pero nos acoplábamos bien, pocas veces discutíamos. Sin embargo, ese fin de semana tenía planes.

El auto de papá se perdió por la calle, distante. Seowoo y yo observamos la estela fina de monóxido de carbono, que desprendía el tubo de escape. Estábamos solos con un generoso fondo de gastos que papá dejó para que usáramos libremente, ya fuera en comida u ocio. Seowoo giró su torso a mí y alzó la mirada con repentina expectativa.

—Y, ¿qué haremos?

La pregunta no me tomó por sorpresa. Seowoo adoraba las aventuras. Fuera del radar de mamá, se dejaba de preocupar por actuar correctamente como una señorita y se volvía una niña pequeña que no dudaría en estropear su falda con tal de jugar un poco más.

Sus ojos clavados en mí no me dieron otra opción. No podía dejarla sola en casa, aburrida. Mis planes se modificaron, Seowoo integrándose a ellos.

—Iremos al parque de diversiones con Jisoo —afirmé.

No abandonaría a mi pequeña hermana. Si de algo me enorgullecía era de la responsabilidad con la que cuidaba de ella desde hace tiempo. No podía compararse. La ausencia de papá, aunque era justificada, había sido dura para Seowoo que, desde pequeña, tuvo que acostumbrarse a sus prolongados periodos de trabajo en el exterior. Nos hacíamos compañía mutuamente.

—Jisoo. ¿Jisoo oppa?

Asentí.

Su expresión se iluminó. Tenía mucho sin verle, aun así Jisoo se las ingenió para dejar una buena impresión en ella. De vez en cuando preguntaba por él.

Se suponía que este sábado Jisoo y yo iríamos al parque de diversiones, la propuesta llegó por él cuando fugazmente mencioné jamás haber vivido algo parecido antes. Seungcheol y Hansol estaban obsesionados con el deporte y los videojuegos, así que jamás habíamos visitado uno.

La idea le emocionó tanto que acepté, a pesar de que, no era algo que me llenará de expectativas. Sería algo nuevo que haríamos juntos. Seowoo no perdió el tiempo después de la noticia y subió a su habitación alistarse. Tomaría una ducha y seguramente tardaría escogiendo que ponerse. Ahora, lo único que faltaba era avisar a Jisoo, que mi hermana se agregaba al plan. Busqué su contacto, por un momento, me pregunté si la noticia le desanimaría. Después de todo, él tenía la ilusión de tener una cita. Presioné mis labios y comencé a redactar el mensaje. Su estado marcaba que hace unos minutos estuvo en línea. Envié el mensaje. Estaba solo en la sala con la televisión encendida en un canal aleatorio, que llenaba el silencio de la habitación. Balanceé el teléfono celular en mis manos y esperé una respuesta favorable. No tardó mucho para cuando mi celular vibró anunciando una nueva notificación. Era Jisoo.

"¿Salir con tu hermanita? Me parece genial, vayamos a comer mochis juntos ^^".

Sonreí involuntariamente a la pantalla. Escribí una breve respuesta a su mensaje y agregué un lindo emoticón. Tenía que prepararme también para ir al parque.

A la hora acordada, Jisoo se presentó frente a nuestra puerta. Seowoo le recibió con una enorme sonrisa y le mostró sus jeans con un pequeño felino bordado en la mezclilla, cerca de la rodilla derecha. De forma discreta, me planteé junto a mi hermana, cargando una mochila con sus pertenencias y las mías, además de un poco del efectivo que papá generosamente dejó. Mi solemne expresión se vio perturbada por la inexplicable felicidad que a Jisoo le produjo verme.

En un acuerdo silencioso esperé discreción por parte de él. Jisoo abandonó cualquier intención de hacer un comentario indebido y conservó la coquetería para después. Se enfocó arduamente en atender a la ansiosa Seowoo que buscaba acaparar su atención.

Dirigidos por Jisoo tomamos el bus y, posterior a ello, el tren. Seowoo se mantuvo en medio, sosteniendo mi mano con fuerza, mientras conversaba animadamente con Jisoo sobre sus clases de escuela media. Para el final de esta salida, Jisoo probablemente habría oído sobre toda la clase de Seowoo.

—Entonces, cuando la clase de matemáticas comenzó, Cha fingió tener dolor de barriga —dijo Seowoo —. La profesora decidió creerle, porque era bastante malo fingiendo. Creyó que se libraría del examen, pero la profesora le prometió que cuando se sintiese mejor, le realizaría un nuevo examen.

Seowoo se rio recordando la expresión de Cha. Vagamente, oía su historia y me mantenía atento a los alrededores. Jisoo, a diferencia, mantenía la vista fija en ella y sonreía a cada palabra que soltaba Seowoo una tras otra rápido, buscando no aburrir con su relato.

—¿Qué tal fue para ti? ¿Contestaste todo?

Jisoo le impulsó a continuar hablando.

—¡Por supuesto! —su agarre se afirmó sobre mi mano —. Jeonghan oppa me ayuda con la tarea, además me regañaría si no supiera la respuesta para resolver el ejercicio que ya hemos practicado antes.

El comentario hizo reír a Jisoo, dándole la razón de que sería algo propio de mí. Resoplé fingiendo molestia, pero mi gesto sólo logró arrancarles una carcajada a ambos.

—Es muy de esos —confirmó Jisoo.

—Bueno, es obvio cuando se trata de números. No hay mucha ciencia —sentencié.

Seowoo y Jisoo me observaron, desacreditando mis palabras. Seowoo me miró con seriedad.

—Jeonghan oppa eres ñoño.

La risa de Jisoo logró sobresalir por encima del barullo que se armaba en la cabina del tren repleta de personas que mantenían su atención apartada del resto, murmuraban respondiendo mensajes de voz o conversaban confidencialmente con su acompañante.

Se tapó la boca tan pronto salió su comentario.

Fruncí mis cejas y les miré con mala cara, Seowoo se rio con ganas.

Oh, no. ¿Qué me esperaba el resto del día?

Bajamos del tren repleto teniendo cuidado de no empujar a Seowoo, ella se aferró a mí y siguió con la mirada a Jisoo. Cuando estuvimos frente a la entrada del parque de atracciones, Seowoo y yo admiramos el gran terreno. Jisoo consiguió las entradas por nosotros. Ingresamos al establecimiento sin perdernos ningún detalle de las decoraciones que envolvían al lugar.

Seowoo daba brinquitos de emoción, haciendo difícil sostener su mano.

Una vez dentro, Jisoo extendió un pliego entre sus manos, que mostraba un croquis de todo el parque de diversiones. Me coloqué a un lado de él y Seowoo se pegó a mi costado para poder ver también el mapa que marcaba dónde se encontraba cada atracción y puesto.

—Se supone que, estamos aquí —dijo Jisoo, señalando la entrada principal —. ¿A dónde quieren ir primero?

—¡Oh! ¡Aquí!

Seowoo colocó su dedo sobre el mapa, indicó el puesto que marcaba los aros en los que te daban puntos para conseguir premios. Jisoo asintió a su propuesta y tomó la palabra.

—Yo quiero ir aquí. Son trampolines.

—En ese caso, quiero ir aquí —señalé. Seowoo y Jisoo me miraron como un loco, escogí el juego mecánico llamado el martillo, aun así aceptaron.

*

escrito: 2,3 y 4 enero de 2022.

¡felices fiestas, chiquis! Nos vemos en la parte dos.

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