ROUGE

God

11. Letters to Vernon.

Vernon volvió a suspirar por tercera vez en el día y yo simplemente traté de ignorarle. Desde el partido que habían ganado se estuvo comportando raro. Seungcheol me dijo que alguien le mandaba cartas anónimas, cartas de amor. Y aunque Vernon pareciese un tonto despistado, la idea del amor y el romance le gustaba. Sólo Seungcheol y yo sabíamos todas esas series de comedia-romance que había visto junto con su hermana a lo largo de estos tres años. Era su gusto culposo, y aunque no fuese la gran cosa, él prefería mantenerlo en secreto.

Le miré de reojo y vi como volvía a leer la carta que le habían dado hoy, no dejaba de analizarla. Era la sexta carta que recibía y de alguna manera se estaba obsesionado con la persona que le mandaba tan bonitas cartas, porque lo eran; siempre de un color pastel distinto, con una ligera fragancia dulzona que parecía ser lavanda, y todas absolutamente todas esas páginas trazadas con la caligrafía más bella que nunca antes vi. Vernon no dejaba de pensar en qué tipo de chica sería.

Cada vez que volvíamos a casa comenzaba a decirme todas sus teorías. En momentos como estos extrañaba mucho a Seungcheol. Yo no era bueno escuchando aflicciones del corazón.

Además ni siquiera sabía que rayos era lo que estaba pasando en mi propia vida amorosa, cómo demonios iba a ir por ahí dando consejos.

—Ella debe ser de primer año, lo sé... Alguien tímida, que le cuesta decir las cosas de frente... Sí. Ninguna de nuestras compañeras es así, todas son demasiado agresivas...

— ¿Cuándo vas a superar lo que hizo Junhee?

Vernon presionó sus labios, recordando el amargo momento que había pasado. Durante nuestro primer año de preparatoria Kim Junhee, una chica de nuestra clase, le confesó su amor y le robó un beso sin aviso. Claro que, a Junhee nunca le pasó por la mente que Chwe Vernon nunca antes había besado, a pesar de lucir como un chico bastante coqueto. Después de todas las historias bobas de amor que había visto, su idea de cómo dar su primer beso no era exactamente de esa forma. Naturalmente, Junhee salió de ahí sin novio y convirtiéndose en el tipo de chica que Vernon jamás cortejaría.

— Deberías buscarla —hice una pausa. ¿Qué estaba haciendo? Vale, no me gustaba verle tan desanimado, él no era de esa forma —. Ella no es un fantasma, alguien tiene que haberla visto poner las cartas en tu casillero.

De la nada, Vernon sonrió, de una forma muy dulce. Yo nunca le daba consejos. Ya me estaba arrepintiendo.

— ¿Así que Vernon tiene una admiradora?

Asentí, dándole una mordida a mi emparedado. Jisoo era muy escurridizo. Desde aquella vez que me había acompañado a casa, disimuladamente había comenzado a ser más cercano. Mágicamente, en los recesos siempre aparecía donde Vernon y yo, y algunas veces nos cruzábamos por el pasillo, "por casualidad", cada martes y jueves, a la misma hora, cuando cambiaba de aula para ir a mi clase de artes plásticas.

Yo lo notaba. Y, a veces me preguntaba si él sólo ignoraba ese hecho o me creía demasiado idiota. Incluso de esa manera, no decía nada y le permitía hacer como se le viniera en gana, de todas formas.

—Se ha enamorado —afirmé.

Jisoo rió por lo bajo, y se encogió de hombros. Le miré por el rabillo del ojo mientras continuaba comiendo mi emparedado. ¿Por qué le parecía tan divertido?

—Y se ha decido a buscarla.

— ¿Buscarla?

—Sí, justo ahora ha de estar revisando la caligrafía de todas las chicas de primer grado, seguramente cuando la encuentre le pedirá matrimonio —mentí.