CAPITULO 31

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-KIM JONGIN-

La paciencia nunca había sido uno de mis mejores rasgos.

Me quedé junto a la ventana con las manos en el bolsillo. Quería ir a casa con KyungSoo, preferiblemente ahora mismo.

Acababa de dejar a Kris en su casa. MinSeok y algunos miembros del equipo me acompañaron al campus para buscar y destruir esos malditos carteles si es que aún quedaban. No había mas gracias a Dios.

Eché un vistazo a mi reloj y noté que hacía casi dos horas desde que dejé a KyungSoo.

— Me tengo que ir.

Kris trató de levantar la barbilla de su pecho para mirarme. Estaba claramente borracho al igual que MinSeok pues resulta que despues de haber terminado nuestro trabajo en el campus ellos dos decidieron beber todo el licor que el padre de Kris guardaba en una repisa. Para ellos era su segunda misión en la noche teniendo en cuenta la reacción que tendría su padre al ver su repisa vacia. Botellas de whiskhy y cajas de pizza estaban regados por el suelo.

— Hey Kim ¿Me pasas esa botella?

Agotó mi paciencia. Quería ir directamente a la casa de BaekHyun para recoger a KyungSoo. Acabamos de volver a estar juntos y no quería perderlo de nuevo. Si lo volviera a perder me volvería loco asi que me urgía llevar a MinSeok a su casa e ir a buscar a KyungSoo.

De repente mis ojos se estrecharon cuando vi un auto amarillo pasar por la casa de Kris. Parecía el auto de ¿Krystal Jung?

— ¿Sabía ella que nos encontraríamos en tu casa? — pregunté a Kris claramente confundido.

— He enviado un mensaje en el chat de grupo.

Murmuré una maldición. Todos los que llevaban gimnasia habian sido incluidos en el chat de grupo.

— ¿Por qué? ¿Crees que viene aquí?

Lo fulminé con la mirada. Kris sabía perfectamente que Krystal no era de mi total agrado puesto que siempre que la tenía cerca no era facil para mi librarme de ella.

Ella tenía cierta obseción conmigo. Vaya novedad.

Cuando el auto amarillo desapareció me obligué a relajarme.

— Está bien ya es hora de irnos MinSeok.

— ¿Qué? ¿Dices irnos? —  Él hipo.

Sacudí la cabeza mientras lo levantaba del sofá. Estaba martilleado.

— Si usted vomita en mi coche, voy a dejarte en medio de la carretera.

— Eso suena tenebroso —  dijo con dificultad. —¿Por qué me llevas contigo? ¿Nos casamos o convivimos? — MinSeok frunció los labios y comenzó a besarme.

Lo empujé riendo.

— Sólo mantente alejado para que nadie se lastime, ¿entiendes?

Oí la risa de Kris antes de cerrar la puerta y salir.

— Entra en el coche amigo, en serio, tengo que recoger a mi chico.

Abrí la puerta y lo empujé dentro golpeando la puerta para cerrarla. Justo cuando estaba poniendo mi cinturón de seguridad, un coche de policía se deslizó en el lugar detrás de mí con luces rojas y azules parpadeando.

— Buenas noches oficiales.

Ambos asintieron. Un oficial comía una galleta mientras que el otro llevaba una placa con su nombre que no llegaba a leer bien, decía Namon, ¿Ramon? Bueno Ramón miró a MinSeok con recelo.

— ¿Es esta tu casa? — preguntó poligalleta con cara amable y abierta.

— No, es la casa de un amigo.

— ¿Qué estabas haciendo aquí? — Si Poligalleta era el policía bueno, Ramón definitivamente era el policía malo. Sus ojos se estrecharon mientras estudiaba mi rostro.

— Solo estoy de visita — contesté.

— Oye, ¿qué? ¿JongIn tienes donas en tu auto? — MinSeok se puso nervioso.

Gruñí.

— Parece que tu amigo está borracho.

— Lo llevaré a casa. — contesté.

— ¿Y tú? — Había un reto en el tono de Ramón.

Le di un gesto con la cabeza.

— Necesito ver tu licencia y registro.

Que demonios.

— ¿Por qué carajos? — MinSeok interrumpió.

— MinSeok, cállate, déjame manejar esto.

— Te compraría diez mil cajas de donas si nos dejaras ir, mi oficial.

Le di una mirada de advertencia sacudiendo ligeramente mi cabeza. Cuando estaba seguro de que recibió el mensaje, me volví hacia los oficiales.

— Lo siento, ¿hay alguna razón para esto?

— Hemos recibido un informe de disturbios de paz en esta residencia.— respondió Ramón.

— Y que alguien está traficando drogas — agregó Poligalletas.

Apreté los dientes.

— Podría usar algunas drogas en este momento. — MinSeok soltó un fuerte bufido.

Cerré los ojos con fuerza.

— ¡Maldición MinSeok!

Poligalleta dio un paso atrás con los ojos muy duros.

— Por favor, salga de su vehículo.

No necesitaba esto ahora mismo.

— Tengo el derecho de rechazar ese pedido. No tienen ninguna orden.

— Vaya, vaya — respondió Ramón sonriendo. — Parece que tienes algo que ocultar.

Tomé una respiración profunda.

— No tengo nada que ocultar. MinSeok, sal del auto ahora.

Tomó un tiempo pero MinSeok logró salir del coche. Nos pidieron que nos alejáramos del vehículo y esperáramos unos minutos. MinSeok se apoyó en la pared y se dejó caer en el suelo.

Tuve una fuerte sensación en el estómago mientras los veía buscar mi coche.

Conocí el momento en que encontraron algo y supe en el pecho que era malo.

Muy malo.

El oficial se acercó a mí.

— ¿Quieres explicar qué es esto?

Colgó una pequeña bolsa llena de polvo blanco delante de mí.

Mierda.

*

Doble actualización

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