CAPITULO 37

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-KIM JONGIN-

Era casi medianoche cuando volví a mi habitación. Estaba agotado, quería una ducha y una aspirina para mi dolor de cabeza.

Esos científicos siempre estaban inventando cosas nuevas. ¿Por qué no inventaban una píldora para eliminar los dolores de cabeza en cuestión de un milisegundo? O una ducha donde todo lo que necesitabas hacer era entrar en ella y tres segundos después, badabing badaboom, estás todo limpio y perfumado sin mover siquiera un músculo.

¿No sería genial?

Yo quería todo eso ahora pero sobre todo, yo quería a KyungSoo.

Tiré de mi camisa, arrojándolo en el suelo mientras me dirigía a la cama. Jeans y calcetines salieron al lado, y finalmente, finalmente caí boca abajo sobre la cama.

KyungSoo me había hablado mucho sobre dejar mi ropa en el suelo que me sentí un poco culpable y pensé en levantarme y recogerlos del suelo pero la cama se sentía tan bien que no había manera de que lo haga.

KyungSoo, mi KyungSoo... Todavía podía oler su aroma en mí, podría cerrar los ojos e imaginarlo. Probablemente ya estaría dormido, le gustaba dormir temprano.

¿Que se suponía que debía hacer? Lo extrañaba.

Cuando mi celular sonó, fui tentado a dejarlo ir al correo de voz. Pero entonces pensé que quizá KyungSoo estaba llamando. Toque el botón sin mirar la pantalla.

— ¿Hola?

— Hola JongIn.

Una enorme sonrisa me partió la cara, casi dolía.

— ¿Quien eres? — Dije inyectando seriedad en mi tono.

— Soy yo.

— ¿Quien? — Me volví de espaldas acomodándome contra las almohadas mientras lo imaginaba acostado en su cama. Él probablemente llevaba esos diminutos pantalones cortos rojos y sus piernas estarían desnudas y ...

— ¿JongIn?

Me aclaré la garganta.

— ¿Eres el chico que dejó su ropa interior debajo de mi almohada? Porque ... sabes, eso no es normal.

— ¿De qué diablos estás hablando? —  Pausó . — ¡¿Qué chico?!

Casi me reí. Casi.

— O espere un minuto — bromeé todavía en un tono muy serio. — Suenas como el chico que está obsesionado conmigo, el que trepó por la ventana de mi habitación la otra noche.

Cuando oí su suave risa en la otra línea, cerré los ojos y vi su cara: ojos oscuros brillantes de humor, labios rojos estirados en una hermosa sonrisa.

— Sí. Y te arranqué las cejas — terminó.

— Hola KyungSoo — susurré después de un momento.

— Hola JongIn.

Sabía que ambos estábamos sonriendo, sintiéndonos felices de escuchar la voz del otro por teléfono.

— Háblame de tu día —  dijo.

Pensé en la situación de Taemin y mi buen humor se desplomó.
Suspiré y recordé que mi dia había empezado bien despues de todo.

HoSeok me había enseñado todo el hotel, me presentó al personal pero olvidé sus nombres tan pronto como me dijeron. Eso fue malo, muy malo y prometí trabajar en eso: Tenía un don para recordar caras pero no nombres. Después de la gira, fuimos a la oficina para comenzar mi entrenamiento. HoSeok trabajó como un maníaco y esperaba que todos hicieran lo mismo. Revisamos las cuentas, las propuestas sobre cómo adquirir más inversores, etc, etc. Me sentía muy productivo.

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