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Silvia

No se el tiempo que llevo en esta esquina con la cabeza entre las piernas. Lo único que puedo hacer es llorar sin poder parar. Pensaba que Álvaro me quería, que habia cambiado, pero esta claro que no. No me puedo creer que haya montado todo esto para quitarme el dinero...

Noto como alguien se acerca a mi. Cuando levanto la vista veo que es uno de los chicos, uno distinto al de antes.

—Levántate—Me apunta con la pistola—Yo tambien quiero ver si puedo hacerte cambiar de opinión...

Trago saliva antes de que me agarre del brazo levantandome de un tiron. Álvaro se levanta rápidamente pero no se mueve de su sitio al ver como cargan las pistolas antes de apuntarle.

—Espera...—El chico se para sin soltarme el brazo.—Os daré todo lo que queráis. Pero por favor dejame, no me hagas nada...—Las lágrimas caen por mis mejillas empapandolas.

—Vaya... Si lo llego a saber lo hago antes—Dice el mismo de antes. Debe de ser el que manda aquí dentro.—Coge tu móvil—me extiende la bolsa—y haz todo lo que sea necesario para que ese dinerito sea nuestro.

Cojo la bolsa con las manos temblando y rebusco entre todas las cosas mi movil. Cuando lo saco noto que hay algo enredado en mi mano. Lo miro detenidamente viendo que es el colgante que Álvaro me regalo no hace mucho. Lo vuelvo a meter en la bolsa, deshaciendome de lo único que tengo de él.

El chico me mira esperando a que haga lo que me ha dicho. Con dedos temblorosos marco el número del banco para hacer todo lo necesario.

Tras varios minutos de conversación, cuelgo el móvil sin apartar mi vista de él...

—Bien... Me informan por aquí que ya esta todo en orden.—El chico se acerca a mi sin quitar la sonrisa de su rostro—Ha sido un placer hacer negocios contigo... Y sobretodo haberte conocido tan a fondo—Me guiña un ojo antes de hacer una seña a los demas y desaparecer de mi vista.

Me quedo quieta, sin apartar la mirada de la puerta. No me doy cuenta de que ya casi no queda nadie en la sala hasta que noto la mano de Álvaro en mi cintura. Me aparto rápidamente de él, su simple roce hace que me de asco.

—Silvia...

—¿No entiendes lo que significa que no me toques, ni que me hables?

—¿Silvia, de verdad piensas que yo tengo algo que ver con esto? ¿Que solo he estado contigo por el dinero?

—Yo ya no se que pensar. Lo que tengo muy claro es que no has hecho nada para impedir que me llevase de aquí, para impedir que me violase...—Lo último lo susurro, pero Álvaro lo escucha.

Me alejo de él y le miro una última vez.

—Adiós, Álvaro. Hasta nunca.
Salgo de la sala dejandole solo. Me dirijo a las taquillas y lo único que pienso es en cambiarme y en llegar a casa. Necesito una ducha rápidamente, necesito no sentirme sucia.

Al salir por la puerta, respiro hondo el aire fresco de la tarde. Suelto un suspiro antes de comenzar a caminar.

Dejando atras el hospital, a Álvaro y a todo lo que tenga que ver con él, y con todo lo sucedido desde estos últimos meses.

Lo que tengo muy claro ahora mismo es que no pienso volver a pisar este hospital, no pienso volver a ver a Álvaro y mucho menos a decirle que estoy embarazada. Después de fallarme de esa forma no se merece saber nada de su hijo...

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora