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Silvia

—¿¡Que la has hecho!?—Grito notando como las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.

—¿Yo?—Alex ríe— Nada. Yo no he hecho nada. Para eso estaba su marido.

—¿Por que haces esto? ¡Era tú hermana!

—¿Mi hermana? ¡Me traicionó! ¡Era una traidora no mi hermana!—Alex grita moviendo la pistola de un lado a otro.

—Estas loco

—Si. ¿Y sabes porque? ¡Por tu puta culpa! ¡Tu tienes la culpa de todo!—Niego quitando esas palabras de mi cabeza. Sino lo hago terminaré creyendomelas.—¡Es tu culpa y la de este bastardo!

Alex se gira bruscamente apuntando a Kael con la pistola.

—¡Si este niño nunca hubiera existido! ¡Si tu nunca me hubieras dejado aquel año, nada de esto estaría pasando!—Alex pasa sus manos por su pelo sin soltar la pistola—¡Que tiene Mendieta que no tenga yo! ¡El que!—Alex me mira cargando la pistola. Puedo ver en sus ojos la furia.

—Alex aún puedes irte, no diré nada. Nadie sabra nunca que has estado aquí...

—¡Callate la puta boca! Me tienes harto—Alex se gira acercandose a Kael.—Se acabo.

Miro el atizador de la chimenea. Veo como Alex esta pendiente de Kael, mientras que susurra cosas que no entiendo. Estiro la mano cogiendolo sin hacer ruido.

—¡No lo toques!—Grito golpeandolo en la cabeza con el hierro cuando veo como pone sus manos encima de mi hijo.

Alex cae al suelo, encima de la alfombra, que comienza a teñirse de rojo carmesí. Respiro agitadamente dándome cuenta de lo que acabo de hacer. Dejo caer el atizador al suelo, provocando un ruido sordo. Me acerco lentamente a Alex y estiro la mano para coger la pistola, pero su mano agarra mi muñeca fuerte.

—¡Eres una zorra!—Intento soltar mi muñeca de su mano, pero su agarre es demasiado fuerte.

Alex se pone de pie tambaleándose empujandome contra el suelo. La pistola sale disparada de mi mano, deslizandose por el suelo varios metros. Alex lleva su mano a la cabeza.

—Vaya... La putita sabe golpear—Dice observando su mano llena de sangre.

Cojo la barra del suelo golpeandolo en la pierna, haciendo que vuelva a caer. Me pongo de pie para ir a por la pistola, pero su mano en mi tobillo hace que caiga también.

—¡Déjame!—Golpeo con mi pie su mano intentando que me suelte.

Me giro en el suelo arrastrandome de nuevo hasta poder tocar con la punta de los dedos la pistola. Pero su tirón hace que me separé de ella varios centímetros. Alex se coloca encima de mi, rodeando mi cuello con sus manos.

Noto como el aire comienza a faltarme, estiro mis manos arañandole, intentado que me suelte. Subo la pierna golpeando sus partes haciendo que me suelte y caiga a mi lado.

Lleno mis pulmones de aire lo más rapido que puedo y aún intentando recuperarme, consigo ponerme de pie.

—¡Maldita zorra!

Cojo la pistola con una mano, mientras que me llevo la otra a la garganta. Aún puedo notar sus dedos cerrandose alrededor de mi.

Me giro viendo como Alex se pone de pie, pero antes de darle tiempo a reaccionar, aprieto el gatillo dos veces. Veo como de su pecho comienza a salir sangre mientra que él se lleva la mano donde le he dado, cayéndose al suelo de rodillas.
Que he hecho... Lo he matado.

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora