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Álvaro

Observo como Alex camina por la calle empujando un carrito de bebé. Me acerco a él, necesito saber si sabe donde puedo encontrar a Silvia.

Cuando llego a su altura, Alex gira la cabeza mirándome.

-Vaya, mira quien tenemos aquí-Alex para de caminar, sonriendo.-¿Álvaro, verdad?

-Si.

-¿Y bien, que te trae por esta nuestra ciudad?-Alex mueve el carro suavemente.

-No sabía que tenias un hijo

-Es que no lo tenía hasta hace unos días-Alex me mira burlón.

-Ya... ¿Sabes donde puedo encontrar a Silvia? Necesito hablar con ella y...

-¿Silvia?-Asiento-Silvia esta en casa.

-¿Como en casa?-Le miro desconcertado.

-Ay discúlpame debería de habértelo dicho-Alex sonríe-¿Ves este anillo?-Alex me enseña el anillo que adorna su dedo.

No digo nada temiendome lo próximo que salga de su boca.
-Este anillo significa que Silvia es mi mujer y por tanto la madre de mi hijo-Alex no quita la sonrisa de superioridad de su rostro-Ah, y Silvia debe de estar en casa.

-¿Tu mujer?-Noto como un nudo se forma en mi garganta, haciendo que mi voz suene baja.

-Si, fue una ceremonia preciosa... Pero no creo que te interese-Alex mira su reloj.

Me agacho un poco viendo al pequeño que hay dentro del cochecito. Cuando le veo dormir con el dedo en su boca algo dentro de mi da un vuelco.

-Es hora de que nos vayamos-Dice Alex bajando más la caperuza-Silvia nos debe de estar esperando para dar de comer a Kael. Ya nos veremos por aquí, o no-Alex me mira cínicamente-Hasta luego.

-Adios...-Susurro viendo como Alex se aleja.

Me quedo mirando un punto fijo en la calle dandome cuenta de que he perdido ha Silvia para siempre. Ya no solo esta casada con Alex sino que también tiene un hijo con él. El nudo de la garganta y sobretodo el vacío en mi pecho se hacen más grandes solo de pensar que lo mismo que tiene Alex ahora, lo podría tener yo sino hubiera sido tan gilipollas aquel dia.

Noto como una mano se posa en mi hombro haciendo que me gire lentamente, aún sin asimilar las palabras que me ha dicho Alex.

-Álvaro... ¿Estas bien?-Laura me mira sin comprender mi actitud.

Silvia es mi mujer y por tanto la madre de mi hijo esa frase no para de repetirse en mi cabeza, haciendo que la voz de Laura se escuche lo suficiente lejos como para no oirla.

-Álvaro-Laura mueve mi brazo.

-¿Que quieres, Laura?¿No me puedes dejar ni un mísero segundo solo?-Mi voz suena cortante.

Laura me suelta el brazo mirándome con lágrimas en sus ojos.

-Lo siento...

Laura se aleja de mi rápidamente. Me llevo las manos a la cara soltando un suspiro. Camino de regreso al hotel para intentar arreglar las cosas con Laura.

Cuando llego a la habitación veo como Laura termina de guardar las pocas cosas que ha sacado mientras yo estaba en la calle.

-¿Que haces?-Pregunto cerrando la puerta.

-Me voy, sabia que no tenía que venir aquí contigo. Estaba clarisimo que venías por Silvia, yo solo era una excusa.-Laura tira de su maleta comenzando a caminar hasta la puerta.

Estiro la mano agarrandola de la muñeca suavemente haciendo que se gire.

-Déjame explicártelo y si luego quieres puedes irte...No volverás a saber nada de mi si así lo quieres...

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora