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Silvia

Oigo como la puerta se cierra dandome a entender que Álvaro ya se ha ido. Todos los días cuando sale por la puerta me levanto deprisa para estar alerta. Para poder defenderme si me es necesario, pero hoy... Hoy estoy demasiado cansada como para hacerlo. Estaba claro que tanto Álvaro como yo necesitabamos recuperar estos momentos, pero también esta claro que se me habia olvidado lo cansada que me dejaba.

Cierro los ojos lentamente, sin querer hacerlo, pero el sueño es más fuerte que yo.

“Oigo como la puerta se abre para después cerrarse de un portazo. Se que solamente puede ser Álvaro, pero él nunca haría eso y menos sabiendo que a esta hora Kael duerme.

Me levanto del sofá caminando lentamente hasta la puerta. Noto como con cada paso el corazon se me sube a la garganta.

—¿Álvaro?—Trago saliva notando como el nudo de la garganta me aprieta cada vez más—¿Álvaro, eres tú?

Me acerco a la puerta y cuanto más cerca estoy más nerviosa me pongo. Noto como la piel se me eriza cuando pongo una mano en el marco de la puerta.

—Álvaro...

Cruzo la puerta encontrándome al final del pasillo con Alex. La sangre desaparece de mi cuerpo y el corazón comienza a latirme más rápido aún.

—Vaya... Veo que no te alegras de verme—Alex sonríe acercándome a mi.

Intento correr de vuelta al salón, donde Kael se remueve por el portazo de antes. Pero Alex es más rápido que yo, y me engancha del pelo tirándome al suelo.

—¿Donde vas, zorra?¿No te quedo lo suficientemente claro que iba a hacer con vosotros si me dejabas?—Alex me golpea la mejilla. Noto como la sangre recorre mi boca.

—Déjale, déjale no le hagas nada, por favor...—Suplico viendo como coje a Kael, poniendo la pistola en su cabeza.—Hazme a mi lo que quieras, pero déjale a el. No tiene la culpa.

—Ya... Pero dime. ¿Que te va a doler más que te mate a ti o que le mate a el delante de ti?

—Alex...

—Te lo advertí, y preferiste jugar con fuego. Pues ahora atente a las consecuencias.

El sonido de un disparo hace que me quede paralizada en el suelo.”

Me levanto sobresaltada, notando como el sudor cae por mi frente. Paso mis manos por mi cara hasta llegar a mi cabello, agarrandolo fuerte entre mis dedos.

—¿Cuanto tiempo más voy a tener que pasar por esto?—Mi voz tiembla con cada una de mis palabras.

Observo la habitación en penumbras viendo el final del pasillo desde la cama. Esa sensación... Siempre la misma... La sensación de que alguien me observa, de que él me observa...

Decido darme una ducha rápida, necesito quitarme el sudor de encima, dejar de sentirme asqueada.

Camino hasta la ducha, abriendo el grifo. Dejo caer el agua hasta que sale caliente, me meto dentro dejando caer el agua sobre mi cuerpo. Cierro los ojos notando como poco a poco comienzo a relajarme.

Apoyo la cabeza en los azulejos de la ducha, las lágrimas se juntan con el agua... De pronto un portazo hace que me sobresalte y un escalofrío recorre todo mi cuerpo.

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora