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Álvaro

Introduzco las llaves en la cerradura de casa. Ahora mismo lo unico que quiero es besar a Silvia y mecer a mi niño hasta que se duerma. Abro la puerta con la curiosidad corriendo por mis venas. ¿Que sorpresa sera esa que Silvia me iba a tener preparada?

Veo como la mesa de la entrada esta volcada, cierro la puerta observando la mesa extrañado.

—¿Silvia?—Espero su respuesta pero no llega—¿Silvia, estas en casa?

Levanto la mesa del suelo poniendola en su lugar. Dejo mis cosas encima junto con las llaves comenzando a caminar hasta la cocina.

—¿Silvia?—Pregunto extrañado por su silencio. Es imposible que haya salido a la calle, desde que llego le da miedo hasta quedarse sola en casa.

Camino hasta las escaleras apoyando mi mano en la barandilla. Miro hacia arriba viendo que esta todo a oscuras, tal y como lo deje esta mañana.

Subo las escaleras despacio, mientras comienzo a desabrochar la corbata. Cuando llego al último escalón veo como la puerta de nuestra habitación esta abierta y la de Kael también. Camino hasta ella deseando meterme en la ducha, y dejar que el desagüe se lleve todo mi cansancio...

Frunzo el ceño viendo como la puerta esta desencajada de su sitio. Entro dentro de la habitación, la cuna esta en el suelo, volcada.

—¡Silvia!—Subo el tono de voz para que me oiga.

Camino hasta nuestra habitación pero esta vacía. Vuelvo al pasillo bajando las escaleras rápidamente. Llego al salón viendo a Silvia sentada en una esquina con Kael en brazos.

—Ey... ¿Que ha pasado?—La miro pero no me responde. Cojo su rostro entre mis manos haciendo que me mire directamente—Silvia, cariño.

Veo como de sus ojos brotan lágrimas, comenzando a asustarme más aún.

—Él...Yo...—La voz de Silvia suena titubeante—No tenía otra opción...

—Silvia, que dices—Silvia me mira para después mirar detras del sofa. Sigo su mirada hasta allí, viendo como unos zapatos sobresalen de detrás.—¿Que...?

Me levanto dejando a Silvia en la misma posición, rodeando el sofá. Veo como el cuerpo de Alex se encuentra tendido en el suelo, en un charco de sangre.

Trago saliva volviendo mi vista a Silvia quien tiene los ojos cerrados, con lágrimas cayendo por sus mejillas. Me acerco a Alex para tomarle el pulso, aunque esta claro que ya no se puede hacer nada por él.

—Ey...Cariño ¿Que ha pasado?—Susurro volviendo a su lado.

—Él... Quería matarnos y... No, no lo podía permitir. Quería tocar a Kael, quería dispararle y, cogí la barra y le di pero... Quería dispararme...

—Vale, vale. Tranquila—Cojo su rostro acercandolo a mi. Paso mis labios por sus mejillas llevandome sus lagrimas conmigo—Ya esta ¿Vale? Ya paso.—Paso mis brazos por sus hombros abrazandola a mi, dejando a Kael entre nosotros dos.

—¿Que vamos a hacer, Álvaro? Soy una asesina y...

—No. No lo eres. Ha sido en defensa propia, nada más.

—Nunca nos creeran, era mi marido. Es obvio que van a creer que lo he hecho aposta. Que lo tenia planeado. Que tú eres mi complice y nos quitaran a Kael y...

—Silvia eso no va a pasar. No va a pasar porque no le van a encontrar. Tú y yo nos vamos a deshacer de él y nadie nunca sabrá lo que ha pasado.

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora