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Álvaro

Apago el despertador cuando suena para que Silvia no se despierte. Llevo dos horas despierto dándole vueltas a mis palabras de anoche. ¿De verdad Laura nunca fue tan importante para mi?¿Conseguiré olvidarla? Me giro en la cama viendo la cara relajada de Silvia, mi Silvita. Sí. Estoy seguro de que a su lado no volveré a acordarme de ella.

Silvia se remueve suavemente en la cama provocando que la fina sábana que cubre su cuerpo se deslice hasta su cintura, dejando sus pechos descubiertos.

Paso mis dedos suavemente por su cuello, bajando por el valle de sus pechos. Su tersa piel se eriza bajo mi tacto. Sé que debería levantarme y prepararme para ir a trabajar, pero lo último que me apetece ahora mismo es irme y dejarla sola.

Finalmente tras varios segundos observandola dormir, decido levantarme. Salgo del baño ya vestido viendo como Silvia se encuentra apoyada en su brazo izquierdo, mirándome.

—¿Porque no me has despertado?—La voz de Silvia es soñolienta—¿Acaso te ibas a ir sin darme un beso?

Sonrío acercándome a la cama. Esa visión que tengo ahora mismo delante de mis ojos, solo provoca que quiera tirarme toda la mañana y lo que queda de dia en la cama con ella. Apoyo mis manos en el colchón, acercandome a sus labios.

—¿De verdad piensas que me voy a ir sin besarte? ¿Sin provar esos labios que tanto me gustan?—Silvia se acerca a mi para besarme pero me echo para atrás, haciendo que frunza el ceño.

—¿Qué haces?

—¿Acaso te crees que puedes ser la única aqui en provocar?—Pregunto bajando mi vista a sus pechos descaradamente. Silvia sigue mi vista dándose cuenta de que la sábana la tapa solo de cintura para abajo.

—¿Acaso el dr.Mendieta quiere jugar?—Silvia se incorpora en la cama sin importarla que la sabana ya no tape ningún centímetros de su cuerpo.

Me quedo quieto observando como se acerca a mi. Pasa sus brazos por mi cuello, besándome. Tira de mi, haciendo que ambos caigamos en la cama. Silvia se coloca encima mía.

—Silvia me tengo que ir...—Susurro notando como pasa su lengua por mi cuello.

—¿De verdad quieres irte, Álvaro?—Silvia sube sus besos por mi mentón, hasta el lóbulo de mi oreja.

Agarro su cintura fuerte haciendo que giremos los dos en la cama, quedando ahora yo encima de ella. Silvia agarra mi camisa comenzando a desabrochar los botones rápidamente.



—Ahora si que me tengo que ir...—Susurro pasando mis labios por su cuello.

—¿Y si te coges el día libre?—Ronronea en mi pecho.

—Sabes que no puedo—Beso su nariz.

—Entonces... Procura no venir muy tarde.—Me siento en la cama no sin antes dejar un beso en sus labios—Tendré preparado algo especial...—Besa mi cuello.

—Sino me voy ya llegaré tarde. Bueno, más aún...

—Esta bien... Te dejaré ir.—Me levanto de la cama abrochando los botones de mi camisa por segunda vez.—Pero prometeme que no tardarás.

—Te lo prometo. Estate tranquila—Beso su frente antes de salir por la puerta.

Camino hasta la habitación de Kael y tras darle un beso en la frente, salgo de casa camino al hospital.

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora