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Silvia

Me levanto con cuidado para no abrir de nuevo las heridas. Han pasado dos días desde que Alex me golpeo, y desde entonces se comporta conmigo como antes de que Kael naciera.

Camino despacio hasta llegar a la habitación de mi niño. Entro en ella sigilosamente para no despertarle. Tengo que aprovechar ahora que no esta Alex para poder estar con mi bebe.

Cuando llego a la cuna observo como Kael duerme tranquilo sin enterarse de nada de lo que pasa a su alrededor. Paso mis dedos por su mejilla lentamente haciendo que sonría un poco. Al final me decido a cogerlo en mis brazos pegandole a mi pecho.

—Mi bebé... Mi niño—Beso su frente suavemente. Froto mi nariz contra la suya aspirando el típico olor a bebé.—Ey...—Susurro viendo como abre los ojos un poquito.—¿Tienes hambre rey?

Me siento en la mecedora que hay en la habitación sin apoyar la espalda en ella, dándole de comer. Coloco a Kael en mi hombro, pasando mi mano suavemente por su espalda. Oigo como llaman a la puerta, me levanto con el niño en brazos para después salir al pasillo.

Bajo las escaleras agarrandome a la barandilla. Estas escaleras me matan cada vez que tengo que bajar o subir, puedo notar como las heridas se abren con cada movimiento. Cuando pongo el pie en el piso de abajo suelto un suspiro de alivio.

Abro la puerta lentamente dándome cuenta de que esta abierta. Alex no ha echado la llave.

—¡Hola!—Susana habla alto mientras entra en casa.—Espera un momento...—Se gira mirando la puerta dándose cuenta de lo mismo que yo.—¿Desde cuando mi hermano no hecha la llave?

—No lo se la verdad. Estos días no es que haya bajado mucho.—Cierro la puerta comenzando a caminar hasta el salón con Susana detrás de mi—¿Y bien? ¿A que se debe tu visita?

—Venia a interesarme por ti. Alex me conto lo que paso.

—¿Lo que paso? Me golpeo como si fuera un animal, puede que este intentado arreglarlo dejando la puerta abierta, pero no se me va a olvidar. Las cicatrices no van a permitir que se me olviden.—Susana baja la mirada hasta sus manos.

—Lo sé...Silvia, se por lo que estas pasando. Alex es como Jorge, ambos son iguales.

—Nunca le he visto, nunca me has hablado de él—Susana me mira. Toda su felicidad ha desaparecido.

—¿Para que? No merece la pena. No es como tu Álvaro.

Álvaro...

—¿Sabes que el otro dia le vio?

—¿Aqui? ¿En Alemania?—Asiento—Pero...

—Le dejo muy claro que era mi marido y le hizo creer que Kael es su hijo.

—No me extraña nada de Alex...

Nos quedamos ambas en silencio escuchando solamente los ruiditos que hace Kael.

—¿Sabes que vamos a hacer? Vamos a salir los tres a dar un paseo.

—Estas loca—Digo negando con la cabeza, pero su rostro me hace ver que no es una broma—Si Alex nos pilla nos matará.

—No tiene porque enterarse. El no viene hasta por la noche, así que venga vístete que nos vamos. Además a Kael y a ti os vendrá bien tomar un poco el aire.

Miro a Kael sin saber que hacer. Si salgo y Alex se entera me matará, pero si me quedo aqui encerrada me volveré loca. Vuelvo mi rostro ha Susana.

—Esta bien.

Solamente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora