Capitulo 23 "Lo hermoso que es bailar"

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Los aplausos resonaron a su alrededor, la sonrisa no se marchaba de su rostro cuando dio la reverencia y comenzó a saludar a las personas a su alrededor, el brazo del alfa nunca dejo de tocar su cintura y su aroma se mantenía siempre cerca, lo mantenía en calma. En medio de la pista de baile se hizo un circulo vació, donde su alfa hizo una reverencia y sin levantarse le mostró la mano, que tomo entre la suya y pronto pegaron sus pechos para comenzar a bailar al ritmo de la música, mientras todas las miradas se posaban en ellos. 

-Tu padre no deja de vernos-susurro Louis, haciendo al omega dar tres vueltas y luego, unieron sus antebrazos y dieron una reverencia para luego un pequeño giro.

-Lo se, puedo sentirlo.

-¿Esta disfrutando de esta fiesta, mi rey?-Harry sonrió dando un medio giro y volvió a unir sus pechos, escondió su rostro en el cuello del alfa y asintió- Me alegro, se lo merece.- coloco ambas manos en la espalda del omega, tirándolo hacia atrás con cuidado para mirarlo así unos segundos, contemplando su piel blanca y suave, sus ojos verdes brillando y sus labios rojos mostrando una enorme sonrisa con dos hoyuelos marcando sus mejillas.-Es el omega más hermoso que mis ojos pudieron presenciar-Harry giro su vista sonrojado, dejando que el alfa volviera a levantarlo para colocar ambas manos en su delgada cintura.

-Rey... 

-Cuando todo esto acabe, quiero salir con usted.

-¿Lo dices en serio?-el omega lo observó con sus ojos brillantes y una sonrisa.  Si no estuvieran en público Louis ya lo hubiera puesto sobre sus rodillas y arrancado su ropa con los dientes. Necesitaba hacerlo, había probado el cuerpo del omega y ahora todo él lo necesitaba bajo suyo, gimiendo y clavando sus uñas en las suaves sabanas.

-Nunca dije nada tan serio como esto-ambos sonrieron, quedándose quietos en medio de las personas bailando para unir sus labios lentamente.

Para cuando la dorada luz del sol comenzó a entrar por las ventanas,  el sonido de  despedirse, y el calor de la mirada de Louis sobre su cuerpo al bailarla, viendo como sus pies se movían de un lado a otro, dando pequeños saltos y sus rizos chocolates se mecían junto a él, tan brillantes como sus ojos verdes y su sonrisa blanca y tan feliz. Se veía tan completo consigo mismo, que no pudo acercarse a romper su aura, lo dejo bailar por horas y más horas. Hasta que el momento había llegado. Coloco su mano en su cintura y beso su frente, para asentir al ver su mirada verde preocupada, entonces con un saludo cordial se marcharon, subiendo las escaleras en un silencio doloroso, porque sabían todo lo que iba a suceder.

-Necesito una ducha, mis pies duelen-el omega soltó un quejido, mientras sacaba sus zapatos tirándolos a cualquier lugar de la habitación.

-No podías parar de bailar.

-¿Observándome, alfa?-sonrió coqueto, mirándolo con esos grandes ojos verdes.

-Todos lo hacían, te veías... deslumbrante bailando.

-Espera para verme con mi jumpsuit rojo -le guiño un ojo para abrir la puerta y quitar toda prenda de su cuerpo hasta quedar totalmente desnudo y de espalda al alfa, sus piernas delgadas y largas, se veían demasiado suaves para ser verdad, tenía su trasero pálido frente a él y por ese momento, quería tirarlo al suelo y joderlo con fuerza pero si llegaban a tener sexo y dejaba al omega dolorido la batalla no sería muy buena. Pero necesitaba sentir al omega rodearlo, su dulce aroma entrando por sus fosas nasales y tirando su cabello mientras lo folla con fuerza; ¿Cómo es posible que alguien sea tan hermoso? 

-No me provoques Harry-el omega ronroneo coqueto, para adentrarse al baño moviendo sus caderas y luego girar su vista hacia el alfa.

-¿No vienes?-Louis sonrió, aquel omega era toda una obra de arte, era alto, más alto que él por pocos centímetros, un cabello largo color chocolate con rulos, sus ojos verdes como esmeraldas y su nariz perfilada. Sus labios cereza en forma de corazón y para hacerlo más jodidamente caliente, dos hoyuelos a cada lado de sus labios. Sus hombros eran grandes pero no demasiados; una cintura apenas marcada pero muy delgada, los huesos de su cadera sobresalían en su vientre planto. Su cadera, apenas grande que daban ganas de apretar mientras lo follaba y su trasero pequeño pero voluminoso, por último sus largas y delgadas piernas, había notado que aquel omega con aroma a cítricos siempre que caminaba sus piernas se enredaban entre ellas y terminaba tropezando, siendo tan hermoso.

Lo hizo de todas formas, lo pego a la pared del baño, beso su cuello para luego follarlo rudamente, sintiendo al omega temblar bajo suyo y pedirle que lo marque, no lo hizo. No era el momento. 

Siempre sintió cierto orgullo por aquel chico, que lucho cada día de su vida para ser libre. Y sabía que no necesitaba a nadie para serlo, pero le gustaba sentirse apoyado. Y a pesar, que cuando aquel chico apareció en su castillo creyendo que estaba en peligro de los ogros, lo noto tan fuerte y vulnerable al mismo tiempo.

Todo su cuerpo gritaba, gritaba que lo ayudara con tanta fuerza, que fue inevitable. 


Once Upon A Time           -OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora