Capitulo 29 "Dulces besos yacen sobre mi"

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 A sus catorce años se enfrento a un alfa, su sombra en la ventana y el viento golpeándola . Hacía frió y tenía miedo, nunca había sentido esa clase de miedo sobre su cuerpo, el sudor cayendo por su espalda y sus gritos parecían sordos a sus oídos. Cuando aquel alfa coloco sus manos sobre él y sus intentos de apartarlo no fueron útiles, simplemente estiro su mano en busca de algo con lo que defenderse, quizá fue el destino o simplemente suerte. 

Pero aquel alfa dejo su espada cerca suyo y cuando el omega la tomo, entrelazando sus dedos en el mango de madera y la clavo en la espalda al alfa, sus ojos lo miraron y sus labios se abrieron, gotas de sangre comenzaron a caer de sus labios, rápidamente alejo su cuerpo y todo él se estremeció. La sangre manchaba sus manos y por unos momentos creía que nunca iba a irse, acurrucado contra la pared gritando y sollozando, aquel alfa grito maldiciones hacia su cuerpo y la puerta fue abierta.  

Los gritos parecían no sonar, y su mente seguia recordando todo paso a paso.


Con los años aquella reputación se hizo más fuerte, los príncipes decían cosas que no eran ciertas. Todos decían que habían visto su cuerpo desnudo, que lo habían visto ser un omega y que estaban esperando el momento de su muerte con los dedos cruzados. Y cuando sus pies bailan sobre el frío suelo con sus brazos entendidos y sus lagrimas corriendo por su rostro sin parar, hasta caer de rodillas y desear tener a alguien, se siente solo, abandonado y hasta casi en el limite de tirar todo.

Porque todos hablan, las personamos hablan cuando no tienen nada que hacer, el problema se hizo real, las amenazas se hicieron presente, los golpes de su padre, los gritos, los encierros... todo se convirtio en una rutina.

Todavía la mirada de su padre lo atormenta por las noches.

-Soy fuerte, no por ti. 

Había dicho luego de volver de una batalla que se había armado en la frontera del reinado, había llegado con una pierna rota y sangre de otros mezclándose con la suya sobre su piel, pero había llegado orgulloso.


Días más tarde, justo en su cumpleaños, el carruaje los esperaba fuera del castillo, donde se suponía, irian a una fiesta. Pero otra vez más, su padre gano. Llevandolo a un castillo de otro reino, para firmar una acta de paz. Se había enojado tanto, que en un ataque, tomo su corona y salio de la habitación hasta perderse en los corredores y entrar en una alcoba.

La habitación era grande, una enorme cama en el centro, un armario blanco y mucha luz entrante por ella, la alcoba mantenia dos puertas más, la primera se abrió, dejando ver a un hombre que abrió sus ojos para reir levemente.

-Oh, que susto me diste-carcajeo- acabo de salir de bañarme y vi una sombra aquí-sonrió- soy el príncipe Demian, ¿Quién eres tu?- la bata de lana negra junto a su barba de meses sobre su piel morocha remarcaban el marron de sus ojos, tan claro y tan puro.

-Harry-susurro, mirando esos ojos, que de alguna manera lo atraían hacia el.

-Lindo nombre-sonrió, volviendo a sentarse en la cama para suspirar y abrir un poco sus piernas inconscientemente, pero ahí, frente a él tenía a un omega adolescente que ya no estaba enojado, en realidad sentía la necesidad de estar cariñoso mientras las feromonas del hombre lo envolvían.-¿Te gusta leer algo? yo ahora mismo estoy leyendo un libro asombroso... ¡El hombre de las sombras! así se llama-rió para luego callar la boca al ver al omega caminar rápidamente hacia el y colocar su mano en su muslo desnudo.-Emm... ¿principe Harry?

-Por favor... ¿Por favor?-susurro mostrando sus ojos verdes brillar, antes de dejar que el rey hablara, ya estaba sobre sus piernas y sus labios se movían algo nerviosos sobre los del alfa, quien pronto lo había tomado de las caderas.

Once Upon A Time           -OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora