Capítulo 7

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Altagracia Sandoval:

Saul continua mirandome en silencio. Se que le molesto mi sinceridad y se que lo herí, pero él también me hirio a mi hace casi dos años cuando se casó con mi hija y me juro que la amaba. ¿Ahora por qué viene a buscarme, exigirme respuestas y a besarme como si nada? Respiro profundo para calmar la furia que eso me provoca.

-Duele ¿verdad? A mi también me dolió hace más de dos años. -le comenté poniéndome de pie y caminando hacía él -Y lo acepte, si, lo acepto cometí mis errores al suplicarte amor, al perforar mis creencias para que me amarás de nuevo. Miles de veces sufrí, porque supe que la habías elegido por ser buena, libre de pecado y sin pasado maldito; y yo la mala, porque no supe ser buena y bondadosa. A la que destruyeron cinco bestias y una tía ambiciosa. Pero no tenía importancia, a pesar de todo yo tenía que perdonar, amar y ser una santa como dicta la sociedad. -expandí los brazos para dar más enfasís a mis palabras. -La culpable de todo, Altagracia Sandoval. A la que todos odiaban y siguen odiando. -bebí el último sorbo del trago para evitar derramar una  lagrima. Antes muerta que verme debíl ante él otra vez.

-Altagracia... -susurró y dio tres pasos hacía mi y yo lo detuve. No quiero su lastima.

-Lo mejor es que te vayas. -le dije, mas él permaneció en el mismo lugar. -¿No escuchaste?

-No -exclamó con firmeza. -No me voy de aquí hasta que me escuches y hasta que me perdones. -me dijo y esta vez si se acercó a mi sin yo poder detenerlo. Colocó ambas manos en mis mejillas y me miró a los ojos. -No habrá día que no me arrepienta por lo que te hice... -lo mire en silencio y trate de empujarlo, pero su olor me embriago.  -Altagracia... -esta herido, esta roto, lo veo en su mirada. Acarició mi mejilla y me debilite, por un momento pensé en perdonarle. El se inclinó sobre mi y pude sentir su aliento chocando sobre mi labios. Lo mire y vi sus intenciones de besarme y así lo hizo; me beso. Se apoderó de mis labios con pasión; y me rendí. No pude luchar más. Correspondí a su beso y enrede mis dedos es su cabello.

Sentí como sus labios se movían a mi cuello, mientras tomaba los tirantes de mi camizón y los comenzaba a bajar. No quise detenerlo, mi cerebro no reacciona, en este momento solo mi corazón siente. El camizón cayó a mis pies y él cruzó su mirada con la mía antes de inclinarse a besar mis pechos, gemí y acaricie su cabello, mientras él jugaba con mi pezón derecho.

Unos toques en la puerta de mi habitación nos distrajo y yo me separe de Saul, en su mirada pude ver muchas cosas, dolor, tristeza, enojo, frustración mas las ignore y me baje a tomar el camizón para ponermelo de nuevo.

-¡Diga! -dije, mientras me vestía.

-Doña tiene visita. -dijo Laia y yo fruncí el ceño. ¿Quién podrá ser a esta hora? -mire a Saul y pude ver que él se hacía la misma pregunta por la expresión de su rostro. Camine hasta  el tocador y me arregle un poco, Saul ni se movió, bufe con frustración.

*****

Bajo las escaleras y siento a Saul detrás de mi lo que me hace querer rodar los ojos. Llego a la sala y puedo ver a un hombre de espaldas hacia mi trae una mochila colgada en el hombro, su vestimenta es casual y sus zapatos estan sucios. Observa todo a su alrededor.

-Buenas noches. -digo para llamar su atención y él se voltea. -¿Daniel? -digo sorprendida y el me dedica una tímida sonrisa. -¿Qué haces aquí? ¿Cuando saliste? -cuestionó y me sorprendo al verme sonriendo. Él se acerca hasta mi y me abraza tímidamente. Yo me paralizo y doy unos leves golpes en su espalda de forma amigable.

-¿Cómo estás Altagracia? ¿Cómo esta Luna? - pregunta y mi mirada busca la de Saul y lo encuentro con la mandíbula apretada y una severa expresión en su rostro.

Más allá de La DoñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora