Altagracia Sandoval:
Levanto una mano con dudas y golpeo levemente su espalda, se separa de mis brazos y me dedica una media sonrisa que yo le devuelvo en una mueca con intento de sonrisa. Respiro profundo y volteo a ver a Saul quien se encoge de hombros, lo fulmino con la mirada y me acerco hasta él para arrebatarle a mi hija. Más él simplemente me dedico una media sonrisa y me tomo por la mano.
-Vamos, me debes que te enseñe algo. -dice y me guia a la habitación cerrada aun lado de la suya.
-¿Me debes? -cuestione enarcando una ceja y carraspeo visiblemente incomodo.
-¿Recuerdas la última vez? -dijo y yo enmudecí, le dirigí una mirada rápida a Doña Azucena.
-Creo que lo mejor es que me vaya, tengo que mostrarle algunas cosas a Laia. -dijo y la vi ponerse visiblemente incomoda, lo que hizo que el color de sus mejillas fuera sustituido por un rosado pastel. -Me llevo a Luna ¿Si les parece? -preguntó y yo asentí viendo a mi hija, quien rápidamente se inclino hacía bajo para que la dejara en el suelo. Un leve pinchazo en mi hombro izquierdo por el esfuerzo; llamo mi atención por lo que gemí de dolor y rápidamente me apure a soltarla.
-¿Estas bien? -interrogo Saul con la preocupación a flor de piel y yo asentí. Mi niña sin enterarse de lo ocurrido a su alrededor me sonrió, mostrandome sus dos dientecillos inferiores. Para luego continuar con pasos tambaleantes hacía la madre de Saul quien la recibio, tomandola de la manito y así juntas se marcharón. -Lo mejor es que descanses ha sido un viaje muy largo. - rode los ojos y él simplemente se encogio de hombros. -Me preocupas y quiero cuidarte eso es todo. ¿Tan difícil es que dejes de ser La Doña por solo un momento y dejarte consentir? -dió dos pasos hacía mi y me miro. Los nervios cruzarón su mirada cuando levanto su mano derecha de forma temblorosa y acaricio mi mejilla con suavidad. Di un paso más cerca y sostuve su mano, dejandome llevar por la sútil caricia y cerrando los ojos. Su respiración golpeo mi rostro y beso la comisura de mis labios para luego unir su frente con la mía. -Lo superaremos juntos. Esta vez lo harás junto a mi... Jamas te dejare sola ni te abandonare de nuevo. -mis pulmones se contrajerón por la respiración agitada y sentí el dedo pulgar de Saul acariciar mi mejilla al tiempo tal que me mantenía firmemente sostenida entre sus brazos. Su otra mano acaricio mi cuello y suspire buscando tranquilizar el desenfreno de mi corazón.
-Te amo... -susurre, abrí los ojos para mirarlo. Él beso mi frente con ternura y luego miro mis labios. La duda, el miedo y la ansiedad cruzarón sus ojos. Le dedique una media sonrisa en respuesta y se inclinó sobre mi para besar levemente mis labios. Cerre los ojos y temble entre sus brazos, él rodo sus labios a mi mejilla y me abrazo.
-Te amo más...
*****
-¿Estas loco? ¿Como te atreviste a hacer esto sin preguntarme? -interrogue volteando a ver a Saul con los brazos cruzados.
-¿No te gusta? -pregunto formando un falso puchero de inocencia en sus labios. Resople.
-Saul sabes que no es eso. Es... es todo esto. -extire mi brazo derecho para señalar la habitación frente a nosotros. -No puedes hacer esto sin preguntarme.
-Vamos, Mi Doña que Luna también es mi hija. -la frustracción se hizo presente en su voz. -Solo quiero que tenga un lugar donde dormir cuando venga a visitarme. -expandió sus brazos para mostrarme la habitación de distintivos tonos pulpuras. Rode los ojos. Lo vi caminar hasta la cuna color café y tomar un oso blanco de tamaño mediano entre sus manos. -No puedes negarme ese derecho. -dijo luego de varios segundo y resople cansada para luego dar algunos pasos hacía él y abrazarlo por la espalda. Bese su hombro y a apoye mi mejilla contra su espalda. El se estiro para colocar de nuevo al oso sobre la cuna.
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Más allá de La Doña
Fanfiction¿Qué pasó con La Doña y Matamoros después de escapar a París? ¿Como fingió su muerte? ¿Quién le escribía las cartas a Daniel? ¿Quién es el responsable de la trata de blancas? Todo eso y más lo cuento en este fanfic que nos habla de como para mi serí...