Capítulo 21

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Hola, hola solo paso a decirles que estamos muy cerca del final. Con suerte solo quedan unos cinco o seis capítulos tal vez más, tal vez menos.

Por lo demás gracias a todos aquellos que me han apoyado con sus comentarios y bueno a los que ha demostrado cruelmente su desprecio hacía mi. No me importa, también los amo... Porque para vecer el odio se necesita amor y yo solo escribo para divertirme y pasar el rato al mismo tiempo que trato de dar lo mejor de mi. Besos... 😘 y como siempre espero sus comentarios con sus opiniones.


Capítulo 21:

Altagracia Sandoval:

-Altagracia... -me llama Saul y parpadeo para retener las lágrimas. Luego volteo a verlo. -No importa nada, esta vez no estas sola. Estoy contigo y...

-Señora Sandoval, todavía se encuentra en la semana once. Si lo desea, todavía esta a tiempo de practicarse un aborto. Aunque dado las circuntancias en la que se encuentra y del peligro que acaba de correr no se lo recomiendo. -dice la doctora y yo volteo a verla con los labios apretados.

-No voy a abortar... -digo y trago en seco. -Lo dejare nacer, como hice hace más de veinte y tres años...

-Altagracia, no estas sola... -Saul sostiene con fuerza mi mano y lo observo. -Hace veinte y tres años estabas sola, hoy no lo estas. Estaré contigo y cuidaremos de ese bebé, lo cuidare como mió y le daré todo el amor del mundo. -dice y su rostro se desfigura por las lágrimas, se inclina y une su frente con la mía. -Te amo... -solloza y cierro los ojos al mismo tiempo que siento una lágrima recorrer mi mejilla. Estiro mi mano derecha y acaricio su mejilla. Voltea a ver hacía mi plano vientre y con la mano temblorosa la coloca sobre el. -Es nuestro... -observo su mano sobre mi vientre con miedo y cierro los ojos. Intentando con todas mis fuerzas borrar todos los malos recuerdos. La puerta se abre de golpe y Mónica se detiene frente a nosotros, seco de imediato mi mejilla y la miro. Ella me regala una sonrisa timida y se acerca a pasos lentos hacía mi.

-Hola... -balbucea y la veo nerviosa. -¿Como estas? -le dedico una media sonrisa y estiro mi brazo para que lo tome, mas el dolor en el hombro me hace formar una mueca. Ella se apresura y toma mi mano, luego se inclina y besa mi mejilla. -Estaba preocupada...

-Regreso al rato, los dejo solos... -dijo la mujer para luego darse la media vuelta y salir de la habitación.

-Estoy bien... -le digo y miro sus brillosos ojos. -Bien dicen por ahí que yerba mala nunca muere. -digo y ella rueda los ojos. Sonrio, luego observo el moreton cerca de su ceja y mi ceño se frunce. -¿Y tu? ¿Te hicieron algo? -pregunte y no me di cuenta de que estaba nerviosa hasta que Saul apreto mi mano con amor.

-Estoy bien, no me hicierón nada. Solo me retuvierón para controlarte. -dijo y vi como su rostro se desfiguro por las lágrimas. -Perdón... -pidió y apreto mi mano al tiempo tal que se convulsionaba por el llanto. Separe mi mano de la de Saul y la estire para acariciar su cabello.

-No pasa nada, esta bien. -le dije y ella levanto la cabeza para mirarme. Aleje un mechón de cabello humedo de su frente y acaricie su mejilla.

-Fue mi culpa...

-No, no lo fue... Ese desgraciado me conocía muy bien. Hubiera intentado lo que fuera para lastimarme, si no era contigo. Lo hubiera hecho con Luna o con Saul. -voltee a verlo rápidamente. -Pero estuviste tu y me salvaste.

-Yo... Yo no quería matarlos... -susurro y sentí su mano temblar entre las mias.

-Lo se -dije y le dedique una media sonrisa para tranquilizarla. -Tu no eres como yo... Pero lo hiciste en defensa propia. Ni siquiera te pueden condenar por eso y yo tampoco lo permitire.

Más allá de La DoñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora