Capítulo 34 (parte 2)

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Hola, hola ya se que me tarde y bueno creo que merecen una explicación. En primera tuve algunas situaciones en la universidad que no me dejaron actualizar y ya cuando podía actualizar vinieron los huracanes a Puerto Rico por lo que estuve incomunicada muchos días (Y sigo sin comunicación, solo lo poco que a veces alcanzo a tomar) Ahora que regrese me estuve releyendo la historia desde principio y pude volver a tomar el norte de la historia por lo que regrese a escribir.

También quiero informarles que apenas termine la historia va a pasar por un proceso se edicción, no la borrare, pero si la estare editado para arreglar algunos errores que vi por ahí y que de primera cuando subi los capítulos no note. (Pero que si algunas personas me hicieron saber. Gracias) Ya saben errores que pasan... (No soy perfecta)

Ahora si, ya estando todo dicho disfruten de su capítulo. Besos...

Capítulo 34 (Parte 2)

-¿Como que te vas? -cuestione y Mónica camino de esquina a esquina por toda la habitación.

-Alan recibio una oferta de trabajo en Madrid y yo me voy con él. -murmuro bajito y mi boca se abrió.

-¿Te vas?

-No es solo por él, también esta todo. Mi sueño siempre ha sido estudiar música y creo que es mi oportunidad. Además de que Alan me quiere y yo...

-¿Y tu? -pregunte animandola a completar su respuesta.

-Pues... Pues yo también lo quiero... -bajo la mirada nerviosa y sus mejillas se tiñeron de un rojo carmesí. -Por favor no te enfades. -se apresuro a decir. -Yo se que estamos iniciando en todo esto de ser madre e hija, pero yo también necesito empezar de nuevo, dejar él pasado atrás, tu pronto puede que te cases con Saúl y nos guste o no nuestra relación sigue sin ser la mejor... por obvias razones. -retorció sus dedos. -Tu estas bien, Luna y Renata también lo estan y sé que con él también estarán bien. Ahora es mi turno de buscar mi camino. -me miro a los ojos y asentí con los ojos nublados por una fina tela de lágrimas. ¡Malditas hormonas! -Eso no quita que no nos volvamos a ver, vendre a todas las vacaciones a verlas. -se acerco hasta mi y tomo asiento a un lado de mi cama. -No habrá cumpleaños, fiesta o evento que no me pierda y si no puedo siempre La Doña puede tomar su avión privado y alcanzarme allá. -dijo embolsando una mueca y no pude evitar reír. -Le hablare siempre a Matías de tí y él estará orgulloso de tenerte como abuela.

-Vuelves a decir eso y te quedas sin madre. -murmure y ella soltó una fuerte carcajada.

¿Qué? ¿Abuela? -cuestionó con burla y yo la fulmine con la mirada.

-Hablo en serio Mónica. -ella volvió a reír entre dientes y a recosto la cabeza sobre mi hombro, a la vez que estiraba su mano para acariciar la regordeta mejilla de su hermanita.

-Esta bien para Matías y todos mis futuros hijos siempre serás su tía Altagracia. -murmuro y yo sonreí en respuesta. -Aunque me sigue gustando abuela... -rió

*****

Dos semanas después...

Saúl Aguirre:

Me remuevo en la cama y siento el cuerpo caliente Altagracia pegado a al mío. Intento acomodarme para dormir cuando escucho los primeros llantos de Renata. Altagracia se mueve a mi lado e intenta abrír los ojos, mas yo coloco una mano sobre su hombro y la detengo.

-Yo voy -digo y ella niega. -Vuelve a dormir. -no se si es el cansancio el que la convence o soy yo, pero vuelve a cerrar los ojos y se deja llevar. Me arrastro de la cama y colocandome las  zapatillas de dormir, me acerco hasta la cuna de Renata y la tomo en brazos. La pequeña bola de grasa se remueve entre mis brazos y yo la acomodo sobre mi pecho desnudo, acaricio su espalda y la acuno para tranquilizarla.

-Tienes hambre ¿eh? -murmuro y estiro un poco el cuello para observar sobre la cuna de Luna y ver que seguía dormida.

Me doy la media y salgo de la habitación encontrandome con Laía quien venía subiendo las escaleras con un biberon en manos y un paño.

-Señor Saúl. -me saludo -Justo iba para darle su leche. La Doña esta negada a que la ayudemos, pero ella también necesita descansar. -dijo y estiro sus brazos para tomar a la niña. Coloque una mano frente a ella y se lo impedí.

-Saúl, solo Saúl. -aclare, me molestaba que me tratara con tanto formalismo como a Altagracia. -Y deja yo me hago cargo. -dije estirando mi mano para que me diera las cosas. Ella asintió y me las paso. -Y si Altagracia esta totalmente negada a recibir ayuda y eso me preocupa ¿Siempre fue así con Luna? -pregunte y ella se encogió de hombros.

-No sabría decirle, yo llegue a sus vidas cuando la niña ya tenía casí seís meses. Según Matamoros La Doña necesitaba ayuda. -dijo y le pase por el lado y continue bajando las escaleras con Renata en brazos. -Al principio cuando llegue, le costo mucho confíar en mi y todo le molestaba. Creo que le esta pasando lo mismo con la pequeña Renata... -asentí y entre a la sala de estar donde tome asiento en uno de los sofás, acomode a Renata entre mis brazos, le puse un paño cerca de su cuello para evitar que se ensuciara y ella removió sus manitos y sus pies empezando a llorar otra vez.

-Chst, chst -la silencie acumandola a la vez que colocaba la gomilla del biberon entre su boquita. Ella la recibio y comenzó a succionar con fuerza. Ella estira sus deditos y prenso una sonrisa llena de ternura. Acaricie su mejilla y me sobresalto al sentir una mano posarse sobre mi hombro izquierdo.

-Debiste despertarme -me reprocho Altagracia y yo rode los ojos.

-Estas cansada Altagracia, dejate ayudar un poco. -murmure -Además es mi hija también, tengo derecho a tener mi tiempo con ella también. -ella abrió la boca para recriminarme y la interrumpí con la mano. La bebé dejo de succionar, le retire él biberón y la levante para acomodarmela sobre el hombro. Para comenzar a dar palmaditas en su espalda y así retirarle los gases.

Altagracia me sigue observando desde su lugar con los brazos cruzados, resopla molesta y se deja caer en el sofá frente a mi.

Más allá de La DoñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora