Capítulo 13

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Arriba la famosa flor de Luna...👆👆  Bueno lo primero es agradecerles por tanto apoyo en todas mis redes, ni Facebook se salvo y miren que esta privado. 😂😂😂 Los amo y espero que no me odie al final del capítulo. Nos veremos luego en otra actualización.

Por cierto a mi #TeamMonigracia no se desanimen pronto llegara su momento como también lo tuvo #Saugracia. 😘😘

Siento como mi respiración se detiene. Observo a Saul y lo veo flaquear, su boca se abre y su mirada se pierde en mi. Sostiene a Luna con fuerza y ella sin saber lo que ocurre continua jugando con su fresa. Saul sigue el camino de mi mirada y la ve, sus ojos se cristalizan y su mano derecha tiembla al mismo tiempo que la levanta para acariciar su pequeña cabecita. Ella le sonrie mostrando su unico diente inferior y lo veo sollozar. Se deja caer de rodillas y yo adelanto un paso asustada. Trato de hablar, mas las palabras no me salen. La sontiene hacia su pecho y llora.

-Es... Es mi hija. -dice con la voz en un hilo.

-Saul... -por fin me sale la voz y vuelvo a dar otro paso hacia él.

-¡Es mi hija y te lo callaste! ¡Dejaste que ese tipo la cuidara y te burlaste de mi en la cara cuando te lo pregunte! -gritó y mi pequeña dio un brinquito en sus brazos. Para luego formar un pequeño puchero y luego romper en llantos. -¡Dejaste que él la cuidara! -una lágrima se deslizo por mi mejilla.

-Saul, la estas asustando. -intervino Azucena y yo me acerque más a él para tomarla, mas él lo evito.

-Es mi hija. -dijo con firmeza, mirandome vi sus ojos bañados en lágrimas y me quebre.

-Damela, Saul. Hablemos, pero damela. -le pedí al mismo tiempo que veía a mi pequeña llorar sin control. Su carita estaba roja y sus verdes ojos estaban brillosos por las lágrimas. -Damela. - casi suplique y él tuvo que ver algo en mi mirada porque volteo a ver a Luna, beso su frente y luego estiro sus brazos para pasarmela. La tome en mi brazos y di dos pasos hacia atras.

-¡Ma-má!, ¡ma-má!, ¡ma-má! -balbucio mi pequeña entre llantos, mas el dolor y el miedo de haber lastimado a Saul no me dejo disfrutar que por primera vez mi bebé me dijo "Mamá" La acune entre mis brazos.

-¡Laia! -grite -¡Laia! -grite por segunda vez y a los pocos segundos ella apareció. Le pase a la niña. -Trata de tranquilizarla y dale algo más de comer y un baño. -ordene y la mujer tan obediente como siempre solo asintió dandose media vuelta y marchandose.

Enfoque mis ojos en Saul y aun seguía en el mismo lugar, con el rostro bañado en lágrimas y los ojos inundados de dolor, enojo y desilusión.

-Saul, hijo... -Doña Azucena se acerco para ayudarlo a levantar, mas el se solto.

-Dejeme solo con Altagracia. -pidio y yo parpadee por el debil tono que lo dijo. Azucena me dirigio una mirada y luego a Mónica quien no se había movido en todo este tiempo. -¡No escucharon! -grito y di un saltito por la impresión. -¡Fuera! -se puso de pie y dio dos pasos hasta mi. -Altagracia y yo tenemos que hablar. Azucena lo miro por varios segundos para luego asentir y dandose media vuelta se marcho con Mónica. Su mirada permaneció fija en mi y por primera vez en mucho tiempo me sentí incomoda y tuve que mirar a otro lado.

-¿Por qué? -cuestiono y su voz sono derrotada. -¿!Por qué!? -gritó y esta vez lo mire indignada. -¿¡Por qué!? -volvió a gritar y dio dos pasos hacia mi.

-¿Qué querías que hiciera? La policía me estaba buscando, tu te habías casado con mi hija. ¡Todos me odiaban empezando por tu madre! ¡La culpable de todo! ¡Siempre la culpable, Altagracia Sandoval! -mi tono era alto y no me importaba nada.

-Así como llamaste para pedirme que te dejara de buscar, también lo pudiste hacer para decirme que teníamos una hija. -respondió furioso.

-¿Ah sí? ¿Qué querías que te dijera? -pregunte frunciendo el ceño. -Hola, Saul te llamo desde París. Se que estas muy enamorado de mi hija y que estan en plena luna de miel, pero tengo que decirte que estoy embarazada y que es tuyo. -exclame con ironía y el se paso ambas manos por el rostro, ansioso.

-Esta bien, eso lo entiendo. -dijo más calmado. -¿Pero por qué negarlo cuando te lo pregunte aquella noche? ¿Por qué me hiciste creer que era hija de ese hombre? -retorcí mis dedos y voltee el rumbo de mi mirada

-Pense que era lo mejor, jamas pense que entre tu y yo volviera a pasar algo y Mónica estaba muy mal por perderte... Y si, ya se que me dirás que nunca eso me importo antes, pero desde que tengo a Luna me he dado cuenta que puedo amar. Que puedo ser otra, Luna es un antes y un después en mi vida. Luna no se merece la suciedad de mi pasado ni los altibajos de nuestro amor. -respondí y parpadee para alejar las lágrimas de mis ojos, mas aun así una se escapo y corrio por mi mejilla.

-¿Sabes cuanto sufrí al enterarme que tenías una hija y que esa niña no era mia? -preguntó y lo que vi en sus ojos me destrozo. Estaba dolido, roto... Esa mirada no se la veía desde que paso lo de su padre y me culpo de su muerte. Con la única diferencia que aquella vez yo no hice nada, esta vez si. -¿Sabes como morí de celos cuando la escuche decir "Papá" por primera vez? -yo asentí y otra rebelde lágrima se deslizaba por mi mejilla hasta perderse en mi barbilla. -Soñe miles de veces ese día e imagine que a quien se lo decía era a mi... -dijo acercarndose hacía el sofá para luego dejarse caer sobre el, cansado. Me acerque hasta él y tome asiento a su lado. No dije nada, solo tome su mano entre las mias y las observe.

-No me mal interpretes... -dijo y me volteo a ver. -Estoy feliz de que sea mi hija y más de que también lo sea tuya. Nuestra niña... -acarició mi mejilla y otra lágrima corrio por mi otra mejilla, a recoste mi cabeza contra su mano y lo mire a los ojos y aunque lo dude, me temblo la voz e incluso sentí miedo lo dije.

-Lo siento... -él se inclino sobre mi y su nariz rozo la mía, su aliento choco mis labios y su mirada se perdió en mis ojos. Lentamente se fue acercando y con sus labios rozo mi mejilla, siguiendo hasta mis labios y besandolos. Suspire y levantando una mano acaricie su mejilla secando en ese momento una lágrima que se deslizaba por ella.

-Te amo... -suspiró y me volvió a besar. Sentí que mis pulmones quemaban por el aire contenido y correspondí a su beso como si se me fuera la vida en ello.

*****

No hablabamos, simplemente permanecimos así. Tomados de la mano, curando nuestras heridas, adaptandonos al presente, perdonando los recuerdos y tratando de olvidar los momento no acertados.

-¡Señora¡ ¡Doña! -una agitada Laia bajo corriendo las escaleras con su rostro empapado en lágrimas. -¡Doña!  -se detuvo frente a nosotros el miedo en su cara me alarmo. Luna... Me puse de pie y sin dejarla hablar corrí, corrí como si se me fuera la vida en ello. Subí las escaleras como nunca antes lo había hecho y me detuve en la puerta de mi habitación. El miedo se apodero de mi cuerpo. Corrí hasta la cuna y ahí estaba ella, temblaba, sudaba y lloraba.

-¿¡Qué pasó!? -grite descontrolada. -Luna... -La tome en mis brazos temblorosos y sentí como un apurado Saul se detuvo a mi lado. Su rostro estaba palido y su mirada se intercambiaba entre nuestra hija y en mi. El miedo estaba presente en el lugar.

-¡Tenemos que llevarla al hospital! -sentí como las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

-Llamare a Daniel -escuche a Laia hablar. Y sentí como Saul me quito a Luna de los brazos. Su flor de plastico cayo al suelo de su pequeña manito y mientras Saul corria detras de Laia me incline a tomarla. Un polvo blanco a su alrededor llamo mi atención. Fruncí el ceño y le dí la vuelta. Tenía una pequeña abertura, provocada tal vez por el pequeño diente de Luna. La aprete y más polvo blanco salió de ella. Me lleve un poco hasta la nariz y lo olí... ¿Droga? Más lágrimas brotaron de mis ojos y apretando con fuerza la flor en mis manos salí corriendo detras de Saul. Rogandole a Dios y a mis esperitus que estuviera bien, que no me la quitarán.

Más allá de La DoñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora