Capítulo 24:

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-Saul... -susurre y trague en seco. El se cruzo de brazos, carraspeo y miro aun mi mano unida entre las de Rivas. El hombre ensanchó su sonrisa y se alejó de mi.

-Un gusto, Alexander Rivas, psicólogo. -dijo y Saul asintió sin inmutarse. El hombre bajo la mano visiblemente incomodo y volteo a verme. -Esperare su llamada... -dijo, yo simplemente trague en seco y me volví a quitar los lentes. Lo seguí con la mirada hasta que se marchó y la puerta se cerró a sus espaldas.

-¿Qué tal? ¿es buen psicólogo? -cuestiono con ironía, resople para luego embolsar una mueca y voltee a verlo.

-Las ironías no te van, cariño. -dije, regrese a ponerme los lentes y dirigí mis ojos hacía la computadora encendida. -¿Qué haces aquí? No te pregunto como entraste, porque esta claro como fue. -lo vi fruncir el ceño por la esquina de mi ojo y me concentre en el email del nuevo ingeniero.

-¿Qué paso con los de seguridad?

-Los despedí... -observe el reloj en mi mano derecha y suspire. -Aunque ya deben estar sustituidos y en sus puestos.

-¿Por qué? - resople y voltee a verlo.

-¿Qué haces aquí?

-Necesitamos hablar no me gusto que te fueras enojada y vine a intentar arreglar las cosas. Lo que nunca imagine fue encontrame con un tipo seduciendote y tu permitiendoselo. -dijo molesto y enarque una ceja a la vez que una notoria sonrisa se formo en la comisura de mis labios.

-¿Celoso? -dije con altanería y el suspiro dejando caer los brazos.

- No juegues conmigo Altagracia. -dijo con seriedad y mi sonrisa se convirtió en una estridente carcajada. Me puse de pie y camine hasta él.

-Él es el psicólogo que tanto tu como Mónica me recomendarón.

-Te recomende visitar un psicólogo, no ese. Mucho menos uno que te devore con la mirada. -rode los ojos, mas no lo negue. Supe leer el brillo de la mirada de Alexander y lo vi observarme con curiosidad, admiración y algo de deseo.

-Bien sabes que en estos momento no estoy para relacionarme con hombres, así que ni te preocupes que nos separemos por ese motivo. -dije y dió dos pasos hacía mi, coloco su brazo izquierdo sobre mi cintura y me obligo a acercarme más hacía él. Su mano derecha se acomodo sobre mi cuello y me forzo a mirarlo.

-Ni por ese ni por ningún otro motivo. -dijo y se inclino sobre mi para besarme. Sus labios acariciarón los mios y temble, cerre los ojos y olvide todo, al tiempo tal que su lengua se abría paso en mi interior. Suspire y él unió su frente con la mia. -Jamas... -me aleje de sus brazos con una sonrisa.

-Aclarado tu punto, tengo que trabajar. Ademas todavía voy a necesitar que alguien me traiga algo de comer, ya que la incompetente de Christina se llevo mi comida consigo. -dije con frustración y lo vi fruncir el ceño.

-¿Todavía no has comido? Altagracia estas emb...

-Estoy embarazada, no gravemente enferma. No morire por no comer en un pequeño rato. -dice y me dirigí a mi asiento para volverme a sentar.

-La doctora claramente dijo que tanto tu como nuestro hijo estan...

-El bebé. -especifique sintiendo un pequeño toque de furia sobre llenarme. -El bebé, solo eso... -resopló y se llevo una mano a la cara para restregarsela con ansiedad.

-El bebé... -dijo después de un largo suspiro. -Estan bajo el peso ideal... Podrías perderlo. -sonreí.

-No sería mala idea. -su boca se abrio con asombro y me miro con suspicacia. -Tranquilo que no intentare nada. -rode los ojos. -No soy tan sangüinaría como crees. Después de todo él también merece nacer.

Más allá de La DoñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora