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-Lo que haga con mis cosas no es de tu incumbencia, Lilia – le dijo Yura a la alfa que lo enfrentaba en su despacho. Ella era la única persona que se atrevía a hablarle tan directamente.

-Yuuri no es un objeto – repuso la alfa molesta –.  Deja de tratarlo así.

- ¿Ah? Nada te parece, Lilia. Te molesta que lo ignore, que me haga cargo de él, que le de lo que necesita, que lo deje andar por ahí a su antojo, que me lo folle, que le pague una mejor escuela… ¿Qué mierda se necesita para que dejes de estar sobre mi todo el tiempo? – Yura ya estaba harto de la situación.

- Te lo he dicho, Yuri, el muchacho no es tu juguete – Lilia también estaba molesta. Eran ya cinco años viendo cómo usaba a Yuuri a su antojo, pero últimamente su comportamiento ilusionaba demasiado al pequeño omega –. Tú no tienes idea del daño que le haces.

- ¿Daño? ¿Es en serio? Me he asegurado de que nadie se meta con él, ningún imbécil lo piensa siquiera y tú dices que lo lastimo. Si te ofende que me lo coja deja que te recuerde que fuiste tú la que insistió para que lo hiciera mío – ambos atrás se miraban retadoramente –. Tú lo empujaste a mi, Lilia, no seas hipócrita.

- Yo te dije que lo cuidaras, no que lo usarás a tu antojo. Nunca imaginé que lo tratarías de esa forma.

- Me pertenece. No lo olvides, lo que haga con él no tiene nada que ver contigo.

- Te daré el dinero que perdiste por él, sólo déjalo ya – Lilia no pensaba desistir.

-¿En verdad tienes el dinero? No me jodas – Yuri se burlaba de la mujer.

- Te dare 20 millones cuando lo dejes ir. Los otros 20 cuándo sepa que está a salvo y lejos de ti.

Yuri le sonrió de lado y con burla mientras su mirada se volvía fría.

-No me interesa tu dinero.

-¡Entonces déjalo ir, Yuri! – gritó Lilia con desespero.

-No.

-¡Yuri! ¡Detente por favor! ¡Lastimas al muchacho y lo sabes! – la alfa estaba al borde del llanto. El rubio tenía muchas formas de ser cruel, y negarse a dejar que Yuuri se fuera era sólo una de ellas.

-Yo lo veo muy feliz…

-¡Lo manipulas a tu antojo! ¿Crees que no me doy cuenta, Yura? – Lilia estaba en verdad muy enojada –. Eres un cabrón, lo sabes y lo disfrutas. Lo único que quieres es tener a Yuuri totalmente bajo tu control ¿Y para qué? ¡Sólo por diversión!

Yuri veía a la mujer furiosa frente a él sin sentir nada. No estaba arrepentido  y no iba a disculparse para que Lilia se sintiera mejor, de la misma forma tampoco pensaba cambiar de actitud.

-Te preocupas demasiado por el omega – le dijo sin interés –.  Ten cuidado o lo usaré en tu contra.

-No me asustas, Yuri – contesto Lilia odiando la sonrisa burlona del rubio.

-Qué bien que no lo hago… Aunque es una pena, hubiera sido más interesante así.

-No lo hagas, Yuri… - la mujer tenía la horrible sensación de que el alfa haría algo desagradable.

-Soy incapaz, Lilia – Yuri le mostró una sonrisa torcida.

-Yuri… sabes lo que siente por ti, y te aprovechas de él – una pequeña lágrima escapo de los verdes ojos de Lilia – ¿Tienes idea de lo mucho que lo ilusionas? Rompes su corazón y su espíritu con cada acción… Yuri, el chico ya ha sufrido mucho como para que encima juegues con sus sentimientos.

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