¿Quién eres?

Flores

Mila Babicheva acompañaba al joven moreno mientras éste regaba las plantas de la mansión Plisetsky. No tenía mucho que hacer en aquella casa durante las mañanas, Yuuri iba a la escuela temprano y no regresaba hasta la una de la tarde, así que para la pelirroja alfa era muy agradable pasar el tiempo con alguien de su edad y tan lindo como el moreno.

En las casi dos semanas que tenía presa, pudo descubrir muchas cosas sobre Yuuri. Por ejemplo, era muy amable y correcto, tenía 20 años -lo que significaba que era casi dos años menor que ella-, estudiaba pedagogía, le gustaba leer en sus ratos libres, era bueno preparando postres, gustaba de ayudar aunque no fuera su deber, era cálido e incluso divertido cuando tenía suficiente confianza, y era el omega de Yuri Plisetsky.

Mila estaba confundida con el último punto. Nadie en la mansión lo decía abiertamente, pero era obvio que Yuuri complacía sexualmente al temperamental alfa rubio; la pelirroja había llegado a esa conclusión cuando, por accidente, escuchó a Yuri y al moreno en medio de una intensa sesión de sexo. En su defensa, la chica podía decir que las alacenas de la cocina no eran el lugar ideal para follar.

Lo que la alfa no entendía era la razón por la cual Yuuri no estaba marcado, después de todo, nadie más lo tocaba de aquella forma. Nadie mencionaba tampoco la razón de ello, ni siquiera la estricta Lilia.

-Te gustan mucho las flores, ¿verdad, Yuuri? -le preguntó Mila, en medio de su camino a los jardines.

-Sí, me gustan -contestó el moreno con una sonrisa.

-Me doy cuenta -Mila le devolvió la sonrisa- ¿Hay alguna que te guste más? Yo adoro las orquídeas.

-Mmm… me gustan los tulipanes -Yuuri parecía recordar algo mientras pensaba su respuesta-. Recuerdo que me gustaban los cerezos, pero era muy pequeño en ese entonces y no estoy muy seguro.

-En mi casa también hay un jardín, pero no está tan bien cuidado como estos -continuó la pelirroja-. Pasas mucho tiempo aquí y se nota el esmero que pones. ¿Cómo es que sabes tanto de jardinería?

-Oh, bueno… -Yuuri parecía un poco nervioso, hecho que le causó gracia a la joven alfa-. Mi madre tenía un pequeño jardín y yo solía ayudarla.

- ¿Extrañas a tu familia? -Mila y Yuuri se encargaban de cuidar que no hubiera hiedra cerca de las flores.

-Sí -la tristeza en la voz y rostro del moreno, no pasó desapercibida.

- ¿Sabes? Mi madre murió cuando yo era niña, tenía nueve años. Dicen que me parezco mucho a ella, pero yo creo que ella era más bonita -Mila creía que era apropiado compartir algo de su pena con el moreno-. Mis hermanos murieron hace unos años y mis abuelos también. Sólo quedamos mi padre, mi tío Tolenka, el primo Luka y yo.

Yuuri no dijo nada. Sabía que Yura había sido quien se encargó de matar a todos los Babicheva, era una de sus sonadas masacres.

-Lo lamento -le dijo suavemente a Mila.

- ¿Por qué te disculpas, Yuuri? No tienes que hacerlo.

-En verdad, yo…

-Yuuri, Yura te busca -Otabek los interrumpió. Ninguno se había dado cuenta del momento en que llegó el kazajo.

El omega irremediablemente se puso nervioso, nunca sabía qué esperar de las acciones del rubio. Suavemente se despidió de Mila y de Otabek.

-No le gusta que otros le presten tanta atención -comentó Beka a la pelirroja.

-Sólo hablábamos -se defendió la chica. No le gustaba la forma en la que era sorprendida por el hombre de oscuros ojos y piel tostada por el sol.