Viktor escuchaba los reclamos de su socio canadiense desde hacía unas dos horas. El platinado estaba sentado cómodamente en el sofá de la sala de juegos de su casa, mientras el alfa de piel bronceada y ojos grises, iba y venía por el lugar.
Particularmente no le interesaban mucho sus quejas, después de todo él le advirtió que Yuri no se quedaría con las manos cruzadas observando cómo interfería en sus negocios. Pero después de escucharlo, podía entender la razón de que el rubio hubiera tardado tanto en reaccionar; para esas alturas ya debía saber que JJ estaba detrás de todo y, muy posiblemente, ya tenía hombres infiltrados en los asuntos del canadiense. La única diferencia era que los hombres del rubio en verdad morirían antes de abrir la boca.
Viktor se sirvió un martini y le pregunto a su molesto socio si le apetecía uno, después de su negativa volvió a acomodarse en su sofá favorito y continuó escuchando las quejas del alfa.
-Si quieres saber dónde está lo que queda de tus hombres, ve a las morgues de la ciudad y a sus alrededores -le dijo Viktor con calma -. Con un poco de suerte quizás encontrarás a uno o a dos.
- ¿A que te refieres? - pregunto JJ mirándolo con atención.
- Yuri no es del estilo de dejar cadáveres reconocibles – dijo Viktor –, él suele dejar pedazos de vez en cuando en las calles. Supongo que los demás los desecha en las afueras para que los animales se ocupen del resto.
- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? – exigió saber el canadiense – Te recuerdo que si yo pierdo, tú también lo haces.
- Querido, JJ, te advertí que Yuri no se quedaría observando felizmente cómo arruinabas sus negocios.
- También deberías hacer algo – se quejó el alfa menor –, en cuanto descubra que también estás implicado, irá por ti.
- Me preocuparé cuando el momento llegue – Viktor le dio un trago a su bebida con una sonrisa juguetona.
- Debemos averiguar cuál es su punto débil – opinó JJ dispuesto a no dejar así las cosas. Estaba muy molesto por qué sus mejores espías habían desaparecido sin dejar rastro – Todos tenemos uno, y Yuri no es la excepción.
Viktor lo pensó. Quizás, sólo quizás, el rubio sí tenía un punto débil pero averiguarlo sería jugar a la ruleta rusa. Cada vez que intentaba descifrar qué tipo de sentimientos albergaba el rubio, por el lindo Yuuri, se topaba con un callejón sin salida.
Yuri era muy extraño en su trato con el omega, a veces le daba la impresión de que se preocupaba por él y su bienestar, pero de la misma manera demostraba que Yuuri no era más que un bonito juguete que le gustaba presumir. Plisetsky podía considerarse como un niño mimado que no jugaba con sus juguetes pero tampoco permitía que otros los usarán; todo lo que era suyo era intocable aunque no le interesara.
-¿Qué harás si descubres que tiene un punto débil? – pregunto Viktor – Si lo tiene, Yuri no dejará que vayas por él tan fácilmente.
-Bueno, lo utilizare a nuestro favor – contesto el alfa con una arrogante sonrisa – Doblegaremos a Plisetsky y no podrá hacer nada.
-Me parece que confundes al tigre con un gatito – Viktor le devolvió la sonrisa – Si fuera tan fácil Yakov y yo ya nos hubiéramos encargado de él hace mucho.
- A lo mejor necesitaban de mi ayuda -contesto arrogante Leroy -. Estoy seguro de que hay algo que Plisetsky valora demasiado… tal vez el omega que llevo a la fiesta de Chris. He escuchado que suele llevarlo a algunas reuniones y eventos… Podemos intentar ahí.
Viktor lo consideró. Quería hundir a Yuri pero no a costa del lindo cerdito; además, no quería que Yuuri se viera implicado en el asunto, pues no estaba seguro de si el rubio actuaría para protegerlo o simplemente lo descartaría como algo inservible.
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¿Quién eres?
FanficYuuri le temía a aquel frío y cruel hombre, sin embargo lo amaba. ¿Quién eres realmente, Yuri? Editado por la bellisíma @Aoi0000 Ninguno de los personajes de Yuri on Ice me pertenecen, solamente los tomo prestados a modo recreativo.