Abrió sus castaños ojos sintiendo un fuerte y penetrante olor a menta invadir sus fosas nasales, seguía en su habitación pero no estaba solo. Sobre su cintura descansaba una pálida y fuerte mano que le impedía moverse del sitio donde estaba; sonrió levemente.
Algunas veces despertaba en su habitación junto al jefe de la casa dormido a su lado, y otras ocurría lo mismo pero en la habitación del fuerte alfa. El intimidante hombre que lo tenía sujeto por la cintura dejaba de verse tan aterrador cuando su gesto se suavizaba al dormir; largos mechones de rubio cabello empezaban a cubrir sus bellos rasgos faciales, como su fina nariz y sus cautivantes ojos verdes y cristalinos, esos mismos que nunca mostraban emoción alguna al verlo pero que le gustaban tanto. Sus labios estaban entreabiertos y por un segundo el pequeño omega pensó en tocarlos, desistiendo rápidamente porque era un cobarde y porque no sabía cómo reaccionaria su temperamental amo, así que se conformó con observarlo dormir.
Con lentitud giró su cabeza hacia la ventana que se encontraba sobre su cama, las cortinas estaban corridas pero por la suave luz que se colaba por ellas podía suponer que era temprano, tal vez aún no pasaban de las siete. Yuuri se quedó en medio del firme agarre del alfa muy quieto, preguntándose en qué momento de la noche había llegado el rubio, debía tener poco tiempo ahí pues generalmente iniciaba su día muy temprano. Un pequeño suspiro escapó de sus labios.
En silencio pensó en sus deberes del día, aquel lunes tres de abril debía ayudar en la cocina e ir por los víveres para la semana, se suponía que a las ocho treinta debía estar en el patio listo para salir de la propiedad Plisetsky; sin embargo, no había señales de que el amo fuera a despertar pronto, por lo que debía permanecer ahí hasta que Yuri lo dejara ir, lo que podía ocurrir en un par de horas en el mejor de los casos. De cualquier forma nadie se enojaría con él, si se ocupaba de ayudar en los quehaceres de la mansión era sólo por decisión propia.
Todos sabían que su único deber oficial era servir a Yuri Plisetsky.
El joven de veinte años, Yuuri Katsuki, era el omega del temible alfa pero no su pareja, le servía sexualmente y solía ser su acompañante en algunos eventos, pero no había nada más entre ellos. Después de cinco años, el omega de oscuro cabello, piel pálida y cremosa, ojos grandes color chocolate, delgado cuerpo y tímida personalidad, estaba acostumbrado a hacer lo que la voluntad de su amo dictaba.
Si bien parecía un horrible destino, sabía que no era tan malo como lo que pudo ocurrirle en la casa Nikiforov -donde todos los omegas que llegaban ahí eran abusados sin piedad por los alfas que habitaban en el lugar-. Al menos, él sólo satisfacía a un alfa y era relativamente libre.
Desde que vivía ahí jamás había sido golpeado ni maltratado por su amo, era el único omega de la mansión y convivía en un ambiente agradable con los demás alfas y betas que todos los días entraban y salían del lugar. Si tuviera que decir cómo se sentía en aquel lugar, sin duda diría que en esa casa se sentía seguro y protegido.
Luego pensó en su familia, hacia diez años que no los veía ni tenía idea de dónde estaban. Pidió que estuvieran bien, o al menos con vida.
-¿Qué hora es? -la grave voz del alfa lo sacó de sus pensamientos.
-Oh…mmm…yo…lo siento, no lo sé…perdón… -inevitablemente se puso nervioso y evitó mirar esas orbes cristalinas que lo observaban fijamente.
Yuri no dijo nada, simplemente miro al omega que trataba de no moverse aunque sin duda estaba nervioso. Por alguna razón, le gustaba verlo tan temeroso en sus brazos, también le gustaba el olor que su cuerpo emanaba; cinco años y aún no podía decidir a qué tipo de flores olía aquel omega.
El alfa se giro a un lado para alcanzar su reloj que descansaba en la cajonera del lado izquierdo de la cama donde había dormido. 7:40, aún era temprano por lo que bien podía salir de esa habitación e iniciar su día como de costumbre; pero la opción de probar de nuevo el dulce cuerpo del omega era mucho más tentadora.

ESTÁS LEYENDO
¿Quién eres?
FanfictionYuuri le temía a aquel frío y cruel hombre, sin embargo lo amaba. ¿Quién eres realmente, Yuri? Editado por la bellisíma @Aoi0000 Ninguno de los personajes de Yuri on Ice me pertenecen, solamente los tomo prestados a modo recreativo.