Yuri estaba molesto. Más que molesto, podría decirse que era frustración lo que sentía.
Su pelirroja secretaria debía ser en verdad buena chupando penes o de lo contrario no hubiera ascendido de puesto tan rápidamente. Sin embargo, no importaba lo bien que movía sus manos ni su lengua alrededor de su sexo, el rubio sabía que no lo pondría duro.
-Apestas -le dijo sin la menor consideración poniéndose de pie.
-Señor, puedo hacerlo mejor… -repuso la pelirroja desabrochando su blusa.
-No lo harás. Lárgate.
Sin más salió de su oficina dejando a la mujer humillada y con deseos de llorar.
Yuri decidió ir a su casa a relajarse con el dulce olor del omega moreno, pero en cuanto lo pensó volvió a enfadarse. Ése estúpido chico era la razón de todas sus frustraciones.
Gracias a Yuuri era incapaz de tener un buen polvo con cualquier otra persona que no fuera él, y si lo lograba no dejaba de pensar que era el moreno quien le daba placer; tampoco olvidaba su gesto triste al oler el perfume de otros en su ropa ni su absurdo enfado porque decidía pasarla bien con otros.
Y sin embargo seguía molestándose por la tristeza de Yuuri.
¿Desde cuándo era así? Se pregunto mientras manejaba por la ciudad camino a casa. ¿Desde cuándo empezó a tener en cuenta los sentimientos de Yuuri? Desde que tomó la virginidad del moreno todo se había ido al carajo, pero extrañamente no podía asegurar que se arrepentía.
Todo comenzó unos cinco meses después de que Yuuri llegará a la mansión, un buen día entró en celo de la nada y ya que Lilia no tenía supresores ni ningún medicamento a la mano, recurrió a él para que cuidara del omega.
-Es tu responsabilidad, Lilia, no tengo porque hacerme cargo de él -le había dicho a la alfa cuándo le pidió ayuda.
-Tú lo trajiste en primer lugar, Yura -reclamó Lilia-, sólo te pido que te quedes con el media hora en lo que consigo los inhibidores y…
-Manda a alguien por ellos -le dijo molesto. En verdad no era su culpa que la alfa no hubiera anticipado nada de eso.
-No confío en ellos… Yura, lo derribaron en cuanto sintieron su olor… sólo porque me respetan algo logré que lo dejaran ir…
-¿Y?
-Yuri, por favor. A ti te temen más que nada, no se acercarán a él si saben que estas a su lado -suplico Lilia.
-Si tanto temes por él, ¿dónde lo dejaste, ah? -le pregunto burlón.
-Encerrado en mi habitación… Yuri…
-Tsk. Tienes 30 minutos, no perderé más tiempo.
Lilia le agradeció infinitamente saliendo disparada a comprar los medicamentos de Yuuri. Yura, por su parte, entendió la extrema preocupación de la mujer en cuanto salió de su despacho y empezó a recorrer la mansión.
Un dulce y muy excitante perfume llenaba todos los rincones de la casa, a través de ese aroma se podía sentir la necesidad y el llamado con el que el cuerpo del omega buscaba alguien que llenará su vacío y satisficiera su lujuria. Yuri camino de inmediato hacia la habitación de Lilia y se encontró con varios de sus empleados afuera de ella, intentando entrar forzando la cerradura.
-Largo -fue todo lo que dijo con frialdad atemorizando a sus subordinados.
-Señor, el omega… -insistió uno.
-¿Acaso no fui claro? ¡Largo!
Esa vez todos se fueron, Yuri maldijo por tener a Seung y a Otabek realizando un trabajo, si ellos estuvieran ahí, él no tendría porque estar lidiando con sus demás empleados calientes ni con el excitante olor del celo de Yuuri. Sin más entró a la habitación de Lilia con la llave que ella le había dado y se congeló.
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¿Quién eres?
FanficYuuri le temía a aquel frío y cruel hombre, sin embargo lo amaba. ¿Quién eres realmente, Yuri? Editado por la bellisíma @Aoi0000 Ninguno de los personajes de Yuri on Ice me pertenecen, solamente los tomo prestados a modo recreativo.