Capítulo 45

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¡Dios! Estoy por volverme loca, no se que está pasandonos, en primer lugar está Mery, a la que no hemos visto en una semana ya que en su colegio hubo una especie de campamento y estuvo fuera por una semana, con ella se fue Morgana ya que sólo podían ir las mamás.
En segundo lugar está Christopher, ya hace un mes de sus celos con Maciel, debo aclarar que no ha vuelto a pasar nada de ese tipo, pero desde esa noche de ha vuelto un poco... sentimental, no para de decirme lo mucho que me quiere, en el trabajo, ordenó que mi escritorio estuviera en su oficina, cuando supe de su decisión, pensé que estaríamos en extremos opuestos de la habitación, ¡pero no! Estoy a la par con él, donde nuestros se rozan ante cualquier movimiento, ha tenido muchos detalles conmigo, desde una pequeña rosa, golosinas y cartas, hasta una enorme mansión (que está deshabitada ya que me reuso a mudarme a un lugar tan enorme) y carísimas joyas que ni siquiera uso y no por que no me gusten, sino que no ha habido ocasión, el regalo que más me ha encantado y que en realidad amé, fue cuando me entregó un enorme pergamino diciéndome todo lo que en realidad sentía por mi, acompañado de un enorme oso de peluche que está mucho mas grande que yo. No se si se sigue sintiendo inseguro con respecto a lo que siento por él, pero la verdad, no creo que sea eso, presiento que es algo más, lo único bueno de estar con el en su oficina, sola las largas y deliciosas seciones de sexo que tenemos.
Es ahí donde entra un tercer punto. No se que está pasandome, desde hace un mes mi ganas de querer sexo con christopher a todas horas se ha incrementado considerablemente, quiero estar con el como sea, no me importa si estoy arriba, abajo, de lado, al derecho, al revés, de frente, de espaldas, acostada, parada, sentada, de rodillas, de norte o sur... no me importa, yo solo se que mi deseo por él está más elevado que nunca, y al parecer es algo que no le disgusta ya que no aparta sus manos a mi cuerpo, me complace en todos los sentidos, y cuando digo en todos es en todos.
No se si me estoy convirtiendo en una adicta al sexo o en una ninfómana, hasta cierto punto me asusta sentirme así, pero repito, creo que Christopher está facisnado.
No me importa el lugar, hemos estado en elevadores, estacionamientos, restaurantes, en la calle, en el parque... he perdido la cuenta de los lugares públicos en los que hemos tenido sexo. He pensado en ir connuna psicólogo y con un ginecólogo pero las citas las  he cancelado ya que prefiero estar con mi esposo que con esos doctores.
Sólo hay algo que he descubierto, cuando estomos en la cama, las increíbles jornadas, son dulces y delicadas, me hace el amor de una manera tan exquisita que me vuelve loca, pero fuera de la cama es otro cantar, es más salvaje y brusco, amo que sea si.

Ahora estamos retrasados, y debo admitir que es mi culpa, ya que no podía llegar y no me soltó hasta que logró hacerlo.

Estamos en una intersección para recoger recoger Mery, Morgana nos concedió dos dias a la niña, sólo espero que no se niegue por nuestro tretaso.

-¡MARGOTH!- escucho su grito pero no la veo -¡AQUÍ MARGOTH!-

La distingo en la oscuridad al otro lado de la calle, agarrada de la mano de su mamá, agita su manita para saludarme, le sonrio y también agito mi mano. Se suelta la mano de su madre mientras Morgana espera el cambio del semáforo.
Mery comienza a correr por la calle cuando los auto a están en movimiento.

-¡MERLINA!- alguien suelta un grito aterrador.

También corro intentando esquivar los autos, el sonido de los claxons y de los gritos se escuchan demaciado fuetes. Por suerte logro tomar a Mery cuando un carro está apunto de arrollarla. La luz de un auto me ciega, esta sólo a tres metros de nosotras, protego a Mery con mi cuerpo, justo cuando espero el impacto soy tacleada, caemos al asfalto. Siento un fuerte dolor en el brazo derecha y en la pierna derecha, pero no aterrice, sobre el asfalto algo o alguien amortiguo del todo mi caída

Un poco desorientada intento recomponerme, miro que fue lo que me amortiguo y es Christopher quien está de espalda contra el asfalto, Mery está intacta en medio de nuestros cuerpos.
Los gritos son cada vez más fuertes, las personas comienzan a aglomerarse, el ruido está ataladrandome los oídos.

Sólo por ella...y por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora