Capítulo 34

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No puedo evitar pensar en las palabras de Chritopher ¿yo, una ebria empernida? Es cierto que disfruto del alcohol pero, no es para que sea una ebria ¿o si?
Pensándolo bien, he tomado mucho últimamente y debo admitir que es por cualquier excusa, pero he tomado desde que Christopher se cruzó en mi camino, antes tomaba ocasionalmente, pero ahora... puedo decir que se me ha vuelto una costumbre. Esta decidido, sólo tomaré alcohol cuando la ocacion lo amerite.

***

Ha pasado una semana desde el incidente con Ariel, e intentado verla pero siempre esta ocupada, se que no quiere verme ya que miro a Maciel casi todos los días y quiere evitar a toda costa preguntarme por él. Hoy tendremos a Mery con nosotros por todo el dia y la noche, me siento muy feliz por eso ya que ultimamente tenemos que compartir el día con Morgana.
Christopher me hizo un espacio en su piso, me dio una oficina ya que soy la encargada de revisar los contratos, pero ya casi no hago eso. Estoy más concentrada en el caso de Mery, estoy poniendo todo mi esfuerzo para que esa niña sea nuestra, nuestra con todas las de la ley.

Salgo de mi oficina para ir a la de Christopher, su secretaria cada vez que me mira y se pone roja, y me imagino que recuerda el dia cuando le dije que era una prostituta.

-Hola Sandra ¿está Christopher?- me sonrie.

-si, pasale, me ha dicho su para ti jamás hay restricciones-

-eso dice, pero ahorita que le pida el divorcio no dirá lo mismo- su sonrisa se esfuma y toda ella se vuelve preocupación. Creo que Christopher debería aumentarle el sueldo por ser blanco de mis pésimas bromas.

-no...-

Entro a la oficina sin dejar que termine su oración, Christopher ni siquiera separa las vista de la computadora, sigue muy concentrado en sus deberes.

-quiero el divorcio- y esas tres simples palabras hacen que me preste toda la atención.

-¡¿que dijiste?!- tensa la mandíbula.

-es cierto que soy una ebria empedernida, pero lo soy desde que te conocí, así que dejaré todo lo que me hace beber y comenzaré por dejarte a ti-

-¡lo de la ebria empedernida era broma!- se levanta con bruzquedad del asiento -¡tu no puedes divorciarte de mi!- rodea el escritorio -¡tu no puedes dejarme!- se para frente a mi.

-de que puedo divorciarme puedo- sonrio -pero no quiero- me mira extrañado -era broma Allen-

-tu...- contiene su enojo -no sabes las ganas que tengo de tomarte por tu estúpida broma-

-¿y que te detiene?- lo tomo de la corbata para acercarlo a mi -hasta donde se, nada te lo impide- sonrie de lado -y hasta donde recuerdo, tu escritorio es muy cómodo-

Me encamina al escritorio, me deja sobre el mientras sube mi falda, besa mi cuello, de un tirón abre la blusa, y baja sus besos a mis senos. La puerta es abierta de golpe. Christopher se tensa y cubre mi torso desnudo del intruso.

-¡lo siento... yo... No... es que...!- al parecer a Sandra se le fueron las palabras.

-¿que sucede Sandra?- salgo detrás de Christopher cuando termino de abogonar mi blusa.

-llego esto- muestra un sobre amarillo -me dijo su cuando llegará le avisara sin importar que-

Acomodo mi falda y me acerco para tomarlo, me sonrie apenada y se marcha.
Las letras rojas en el sello hace que mi corazón bombee. Se me acelera la respiración al saber de que se trata.

-¿que pasa?- Christopher se acerca mi.
Con mis dedos temblorosos saco las hojas, mi vista se empaña al ver las letras en mayúsculas.

"REUBICACIÓN DEL MENOR"

Sólo por ella...y por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora