Capítulo 14

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Ingresamos nuevamente y encendí la chimenea. Hacía más frío desde que él había llegado.

Lo miré con dulzura.

-¿Por qué no podemos amarnos? -pregunté.

-Podemos amarnos eternamente -respondió -lo que no podemos es estar juntos.

-¿Por qué no podemos estar juntos, entonces? -corregí.

Suspiró tristemente.

-Porque un vez que me vaya no podré regresar jamás.

Fruncí el ceño con angustia.

-¿No hay ninguna manera?

Asintió y dijo:

-Hay una manera. Pero dudo que la aceptes.

Me largué a llorar.

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