La noche llegó de repente y el cielo se llenó de estrellas. Los coches iban a toda velocidad por las calles, y las luces de la ciudad comenzaron a encenderse. Tanta belleza pareció mostrar la oscuridad que sentí cómo la gloria surgía en mí. Y lo único que deseaba era poder compartir aquello con el muchacho de los tatuajes que abrazaba mi cuerpo.