-No me gusta la vida. Jamás encuentro con quién charlar, debo hacer aquel trabajo odioso todos los días a la misma hora sin descanso, seguir reglas estúpidas que impone el gobierno, juntarme con puros hipócritas que no me respetan, aburrirme a cada segundo con los rostros monótonos que caminan apurados por las calles. Ninguno de ellos se detiene ni un segundo para respirar ¿Sabías? Sólo corren, corren, corren, y no frenan por nada. Ni aunque te vieran y supieran quién eres. No les importaría. La verdad ésto se parece más a la muerte que otra cosa.
Y, del otro lado, estás tú. Puedes darme todo lo que necesito. Eres a quien únicamente necesito. Ámame. Ámame allí tanto como lo haces aquí. ¡Llévame contigo! ¡Llévame! ¡Seremos quienes desafíen el tiempo, la vida y la muerte!Pero sólo bajó la cabeza y suspiró.
-La has invocado -susurró.