-Acepto -dije.
La vida sonrió.
-Ya sabes lo que quiero.
-Búscalo en el apartamento 13-A
Asentí.
-¿Cuándo te veré? -pregunté.
-Todos los días -y sonrió. Yo también le sonreí -e iré a buscarte cuando ya no puedas estar de pie, y las arrugas gobiernen tu rostro, y tus cabellos hayan perdido el color.
-Él vendrá conmigo ¿Lo sabes, verdad?
-Claro que sí. Y cuida a mi hermano.
-Lo haré... hermana.