Capítulo 76

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Corrí. Subí las escaleras tan rápido que mis pies comenzaron a cansarse. Debía llegar al piso 13. Jamás había subido tanto.

Vi la puerta A. Estaba abierta. Ingresé.

El lugar era enteramente blanco. No había muebles. No se oía nada. Sólo, desde una puerta, suspiros tranquilos.

Caminé directamente hacia allí. El corazón me latía con fuerza. Quería llorar, pero no lo hice. Ya habría tiempo para eso.

Entré para toparme con el cuerpo más hermoso que existía. Estaba dormido.

La Muerte Y Sus Tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora