Capítulo 47

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La mujer caminó hacia mi balcón y se paró sobre la baranda. Era buena con el equilibrio. Pensé, tal vez, qué hubiera pasado si me enamoraba de ella antes que de él. Porque la muerte es infinita. La vida es un regalo pasajero.

Los humanos nacemos enamorados de la vida. Pero ella es un amor platónico.

No cayó. Voló. Y se fue.

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