Capítulo 44

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-Hermano ¿Qué le haces a ésta persona? -preguntó apurada.

-Nada le hago -respondió el muchacho de los tatuajes -decide por su cuenta.

-¡Pero has influenciado su pensar! -gritó.

Ella era mucho más ruidosa, más apresurada, menos calma y tenebrosa. Aún así impactaba.

-Sólo he confesado mi amor -dijo él -si aquello es una ofensa para ti, o un código que he desobedecido, te pido perdón.

-¿Amor humano? -preguntó la mujer sorprendida.

Ambos asentimos.

-¡Si realmente amas a ésta persona te ruego, deja que viva!

-Pero no es mi decisión ni la tuya, y lo sabes, hermana -respondió mi amado.

Ambos voltearon a mirarme, como esperando a que respondiera rápidamente. Así que dije:

-¿Quieren una taza de café?

La Muerte Y Sus Tatuajes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora