-Hermano ¿Qué le haces a ésta persona? -preguntó apurada.
-Nada le hago -respondió el muchacho de los tatuajes -decide por su cuenta.
-¡Pero has influenciado su pensar! -gritó.
Ella era mucho más ruidosa, más apresurada, menos calma y tenebrosa. Aún así impactaba.
-Sólo he confesado mi amor -dijo él -si aquello es una ofensa para ti, o un código que he desobedecido, te pido perdón.
-¿Amor humano? -preguntó la mujer sorprendida.
Ambos asentimos.
-¡Si realmente amas a ésta persona te ruego, deja que viva!
-Pero no es mi decisión ni la tuya, y lo sabes, hermana -respondió mi amado.
Ambos voltearon a mirarme, como esperando a que respondiera rápidamente. Así que dije:
-¿Quieren una taza de café?
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La Muerte Y Sus Tatuajes
Storie brevi¿Qué pasa cuando se abrazan el amor y la muerte?