-¿Tienes amigos? -pregunté entre susurros. Sus ojos resplandecientes me miraban.
-No -admitió.
-¿Amantes?
-Sólo soy capaz de amarte a ti.
-¿Enemigos?
Se quedó pensativo.
-Quienes te odien -dijo.
-¿Familia?
-La Vida es mi hermana -y sonrió -me respeta. Me entiende.
-¿Se pelean?
-Como todos los hermanos. Pero eso no quiere decir que la ame menos.
-¿Cuándo lo hacen?
Acarició mis cabellos y respondió:
-Cuando un alma se suicida.
No pregunté más.